lunes, 28 de octubre de 2013

Canciones de Britney Spears ahuyentan a los piratas somalíes

Varios oficiales de seguridad de los barcos mercantes que navegan la costa del este de Africa aseguraron que utilizan canciones como "Oops, I Did It Again", para espantar a los atacantes de esta zona del continente.



Vía BBCMundo.com | Curiosidades

Una boya satelital controlará las anomalías del agua sobre el volcán de El Hierro

El buque oceanográfico Ángeles Alvariño, del Instituto Español de Oceanografía (IEO), regresa a la isla del meridiano para realizar la segunda de las campañas del proyecto VULCANO del año 2013.



Fuente: Noticias

Una empresa francesa comercializará la vacuna creada en Barcelona contra la fiebre aftosa

Una multinacional francesa, líder en el sector de salud animal, comercializará la vacuna contra la fiebre aftosa desarrollada en el Departamento de Ciencias Experimentales y de la Salud de la Universitat Pompeu Fabra.



Fuente: Noticias

Retiran carne humana empaquetada de los mostradores de Europris

Los adornos para el Halloween no se hicieron esperar en Europris, una tienda noruega de descuentos. Partes humanas empaquetadas tan reales que provocaron la furia de muchos compradores. Tanto así que tuvieron que cancelar su venta. Llenas de sangre, bien selladas y con todo y su etiqueta de información nutrimental (obviamente falsa). Claro que no […]



Vía Curiosidades

[Vídeo] ¡Sacúdete los problemas!

shake


¿Alguna vez habéis visto a un perro sacudirse? Pues así fue como se inspiró para hacer este vídeo Carli Davidson, fotógrafa y directora de SHAKE!.


Un divertido vídeo en el que vemos a varios perros como se sacuden el agua (y otros fluidos más densos) a cámara lenta. Aprendamos de estos canes y sacudamonos todo aquello que nos moleste.




Vía | Vimeo


-

La noticia [Vídeo] ¡Sacúdete los problemas! fue publicada originalmente en Xatakaciencia por Capitan Tomate.





















Vía Xatakaciencia

León marino roba el pescado a un hombre desprevenido!

En esta ocasión el dicho popular “nadie sabe para quien trabaja” se cumple una vez más, ya que este desprevenido pescador jamás se imagina que un león marino le robe el pescado sin mucho esfuerzo con el que posa para las fotos del recuerdo…



Vía Curiosidades

Disparo de un arma bajo el agua!

Así se mira un disparo realizado bajo el agua, la fuerza de este hace que se forme un vórtice.



Vía Curiosidades

¿Por qué la temperatura corporal cambia a lo largo del día?

Desde hace aproximadamente tres siglos, los científicos saben que la temperatura del cuerpo sigue un ritmo circadiano o de 24 horas, con un pico durante el día y una bajada por la noche. Evolutivamente esto pudo permitir a nuestros antepasados conservar la energía mientras dormían, pero también resulta crítico para adaptarse a los cambios en la temperatura ambiente, independientemente de la hora del día.

















Vía Muy Interesante

Una empresa francesa comercializará la vacuna contra la fiebre aftosa desarrollada en Barcelona

Una multinacional francesa, líder en el sector de salud animal, comercializará la vacuna contra la fiebre aftosa desarrollada en el Departamento de Ciencias Experimentales y de la Salud de la Universitat Pompeu Fabra.



Fuente: Noticias

La eficiencia de los polímeros orgánicos en celdas fotovoltaicas se acerca a la del silicio

Investigadores de la Universidad de Málaga y otros centros internacionales han diseñado una nueva célula fotovoltaica de base orgánica que consigue un 'factor de llenado' del 80%. Este porcentaje supone un hito en el sector y acorta la distancia hacia los valores que se obtienen con el caro silicio. En el estudio ha participado el premio Príncipe de Asturias Tobin J. Marks.



Fuente: Noticias

Multisensores oceanográficos desvelan los secretos del canal de Ibiza

La primera campaña científica que combina el uso del nuevo satélite SARAL/AltiKa con multisensores oceanográficos proporciona los datos de mayor resolución espacial hasta ahora conseguidos en el canal de Ibiza.



Fuente: Noticias

Siente asco hacia ‘esa’ gente, o los peligros de las utopías (y II)

UtopiaEn la anterior entrega de este artículo os explicaba mis vergüenzas intelectuales de juventud. Todos tenemos un pasado. Casi veinte años después, y más de mil libros más tarde, puedo contemplar esas ideas no sólo como simplonas, sino como profundamente ineficaces para cambiar las cosas, e incluso para abrazar el confort.


No obstante, hay gente que aún continúa manteniendo esa clase de ideas, y que las mantiene hasta el día de su funeral, espoleados por una mezcla de enfado, miedo y asco por lo que consideran inferior o directamente no comprenden por la vía de la empatía.



Daniel Goldhagen, en su libro Peor que la guerra, una historia de los genocidios del siglo XX, establece que toda las causas de los genocidios son siempre las mismas, y pueden clasificarse en dos tipos: se deshumaniza al otro, o se demoniza al otro. Al grupo deshumanizado se le puede exterminar como si fueran alimañas, no sentimos compasión por ellos porque no son humanos (colonizadores europeos respecto a los pueblos indígenas, por ejemplo). En el caso de que se demonice al otro, se le considera un igual, un ser humano, pero se cree que está profundamente equivocado, que respalda una fe falsa o una herejía. También puede darse el caso de que vemos al otro deshumanizado a la vez que demonizado: el caso paradigmático son los nazis con los judíos.


Como decía Solzhenitsyn, para matar a millones de personas hace falta una ideología. ¿Por qué una ideología utópica desemboca tan a menudo en un genocidio? De nuevo Steven Pinker explica la razón en Los ángeles que llevamos dentro:


Aunque una verdadera utopía sea inalcanzable, la búsqueda de un mundo perfecto, ¿no debería procurarnos al menos un mundo mejor, uno que fuera perfecto en un 60 , pongamos, o incluso en un 15? A fin de cuentas, para lograr lo que vale la pena hay que intentar lo imposible (…) Las ideologías utópicas incitan al genocidio por dos razones. Una es que crean un cálculo utilitario pernicioso. En una utopía, todos son felices para siempre, por lo que su valor moral es infinito. La mayoría de nosotros coincidimos en que es éticamente aceptable desviar un tranvía descontrolado que amenaza con atropellar a cinco personas a una vía muerta donde mataría sólo a una. (…) Pensemos en las personas que se enteran de la promesa de un mundo perfecto pero que aun así se oponen a ello. Son sólo obstáculos en un plan que puede conducir a la bondad infinita. (…) El segundo riesgo genocida de una utopía es que debe ajustarse a un plan de acción ordenado. En una utopía, todo está ahí por alguna causa. ¿Y qué hay de las personas? Bueno, los grupos de personas son diversos. Algunos se aferran de forma obstinada, acaso esencial, a valores que en un mundo perfecto están fuera de lugar. Quizá sean emprendedores en un mundo comunitario donde todo se comparte, o les guste leer en un mundo marcado por el trabajo manual, o tengan mucho desparpajo en un mundo regulado por la piedad, o sean partidarios de clanes en un mundo unitario, o urbanos y comerciales en un mundo que ha vuelto a sus raíces en la naturaleza. Si diseñamos la sociedad perfecta en una hoja de papel en blanco, ¿por qué no descartar a esos engendros desde el principio?

hLiderar un mundo utópico precisa de alguien cruel, frío, metódico, narcisista, un dirigente poseído de la certeza de la rectitud de su causa y de la impaciencia por llevar a cabo reformas crecientes o ajustes a la carrera guiado por el feedback de las consecuencias humanas de sus planes megalómanos. Como Mao. Como Hitler. Como Tyler Durden. Como yo hace casi veinte años.


Esta clase de pensamiento, no obstante, también formó parte de un paradigma cultural que hasta hace apenas unas décadas no empezó a erosionarse y que podría resumirse, también, tal que así: el genocidio no es malo, siempre que no me afecte. La creencia en las bondades del genocidio fue algo que mantuvieron intelectuales de todas las épocas con tanta alegría como se creyó que la mujer o los niños no tenían tantos derechos como los hombres, o que los negros eran inferiores en general, o que la esclavitud no era algo moralmente reprobable. El premio Nobel de la Paz Theodore Roosevelt afirmó tal cosa en 1886: “No llegaré al extremo de pensar que los únicos indios buenos son los indios muertos, pero creo que es el caso de nueve de cada diez, y me gustaría estudiar a fondo el caso del décimo.”


En 1908, por ejemplo, alguien tan reputado como D. H. Lawrence escribió algo que podría haber rubricado punto por punto cuando yo apenas había abandonado mi nihilista y hormonada adolescencia:


Si me dejasen, construiría una cámara letal, grande como el Crystal Palace, con una banda militar tocando suavemente y un cinematógrafo funcionando a toda marcha; luego iría a los barrios pobres y a las calles principales y traería a los enfermos, los lisiados y los tullidos, los haría entrar amablemente, y ellos me sonreirían con un “gracias” cansado, y de la banda brotaría dulcemente el “coro del aleluya”.

Entre un 10 y un 15 % de la población americana, al ser encuestada sobre qué hacer con los japoneses tras la victoria en la Segunda Guerra Mundial, respondió que la solución era el exterminio.


Según explica Pinker, nuestra conciencia de que el genocidio está mal, o que al menos no podemos dejar sin replicar afirmaciones monstruosas como las anteriormente transcritas, es tan reciente que da miedo. Es tan reciente que habría que recordarnos, una vez más, que el pasado era una mierda, y que vivimos, en general, en un mundo menos violento, más moral y más empático que en cualquier otra época de la historia de la humanidad:


El punto de inflexión se produjo después de la guerra. El idioma inglés ni siquiera contó con una palabra para el genocidio hasta 1944, cuando el abogado polaco Raphael Lemkin la acuñó en un informe sobre el dominio nazi en Europa que utilizarían un año después los fiscales en el Juicio de Nuremberg. (…) En 1948, Lemkin consiguió que la ONU aprobase una Convención para la prevención y la sanción del delito de genocidio, y por primera vez en la historia el genocidio fue un crimen con independencia de quiénes fueran las víctimas. (…) Los que hoy niegan el Holocausto al menos se sienten empujados a negar que se produjera. En siglos anteriores, los responsables de los genocidios y sus simpatizantes se enorgullecían de ello.

-

La noticia Siente asco hacia ‘esa’ gente, o los peligros de las utopías (y II) fue publicada originalmente en Xatakaciencia por Sergio Parra.









Vía Xatakaciencia

La Policía Nacional investigará el robo del Barça del sábado pasado

La Policía Nacional, a través de la Unidad de Delincuencia Especializada, ha abierto una investigación para esclarecer las denuncias interpuestas por varios seguidores del Real Madrid, que insisten en que once personas pertenecientes al Fútbol Club Barcelona perpetraron un robo a plena luz...... Leer más



Vía El Mundo Today

Los clientes de “Vodafone yu” quedan todos para ir de cañas

Todos los clientes de Vodafone yu: han quedado “para ir de concierto y de cañas un día de estos”, según han confirmado fuentes de la compañía. La iniciativa, que partió de los clientes, podría colapsar la ciudad en la que vaya a realizarse el encuentro, por lo que las autoridades están...... Leer más



Vía El Mundo Today

[Vídeo] Los seis alunizajes de las misiones 'Apolo', simultaneamente en un vídeo

aEl Programa Apolo comenzó en julio de 1960 cuando la NASA anunció un proyecto, continuación de las misiones Mercury, que tendría como objetivo el sobrevuelo tripulado de la Luna para localizar una zona apropiada con vistas a un eventual alunizaje de astronautas.


En Apollo Lunar Landings Multiscreen se puede ver lo que veían los pilotos de los módulos lunares de las misiones Apolo 11, 12, 14, 15, 16 y 17 mientras aterrizaban, convenientemente sincronizado con el audio correspondiente.




Vía | La Voz de Galicia


-

La noticia [Vídeo] Los seis alunizajes de las misiones 'Apolo', simultaneamente en un vídeo fue publicada originalmente en Xatakaciencia por Sergio Parra.





















Vía Xatakaciencia

Siente asco hacia ‘esa’ gente, o los peligros de las utopías (I)

dCuando tenía 17-19 años, todavía bastante desorientado, y creyéndome seguramente más listo de lo que en realidad era, empecé a desarrollar una inquina muy profunda hacia la gente que no alcanzaba determinado nivel intelectual, que no era capaz de relativizar, evitar que el árbol no le dejara ver el bosque, ignorara cómo funcionaba el método científico, fuera capaz de reírse de todo lo intocable e incluso de sí mismo, y una larga lista arbitraria e idiosincrásica a la que englobaba en un término paraguas totalmente inventado: ‘temperar’ (Concepto que incluso dio para que escribiera una novela… pero ésa es otra historia).


Tanto creí en ello (seguramente alimentado por las conversaciones que mantenía con personas que se creían tan listas como yo), que incluso aspiraba, algún día, a mudarme a una isla con la gente con la que me entendía (que temperaba). Una isla privada, lejos de cualquier país, cuyo acceso estaría vedado a todo aquél que no superara una batería de tests que naturalmente confeccionaría yo mismo.


Por ejemplo: ¿vistes con la camiseta de tu equipo de fútbol por la calle? No entras. ¿Alguna vez te has envuelto en una bandera? Fuera de aquí. ¿Te fías de tus intuiciones? No hay sitio para ti. ¿Eres fan de Crepúsculo o similares? Media vuelta y adiós. ¿Alguna vez has participado en un baile coreografiado de moda en una discoteca? Vete a la mierda.



Era un modo tosco, injusto y profundamente ignorante de juzgar a los demás. Pero creía que, al menos, así evitaría toparme con determinadas personas que me hacían perder el tiempo, me minaban el alma y me hacían sentir como un abstemio en una orgía de borrachos. Cuánto me equivocaba. O no, quién sabe. Quizá tuviera algo de razón. Hoy en día, mi opinión al respecto es que sufría miopía empática, me dejaba llevar por un pragmatismo atroz que no me hacía realmente feliz y filtraba a la gente de un modo que no necesariamente me hacía conocer a las personas que realmente me satisfacían a largo plazo. Es decir, que aún sigo pensando parecido… pero con un millar de matices.


Todo el que se haya creído superior a los demás (o realmente lo sea, en el terreno que él considere oportuno), en alguna ocasión ha pensado cosas semejantes a éstas. Por ejemplo, hace poco se estrenó la película Armados y cabreados (God Bless America), en la que un tipo asqueado con el mundo, divorciado, despedido de su trabajo y con un tumor en su cerebro, decide coger una pistola y empezar a segarle la vida a todas las personas que se lo merecen en base a su estulticia. Al jurado de una suerte de American Idol, a esas pijas de dieciséis años de padres millonarios que, llenas de melindres, aspiran a tener la mejor fiesta de cumpleaños de la historia; gente así.


He de confesar que disfruté de la película. Tuvo algo de catártico. Pero también disfruto atropellando a todo el mundo en el GTA , y eso no significa que me parezca bien hacerlo en el mundo real.


DurdenUna de mis películas favoritas es El club de la lucha. Tengo orgasmos mentales cuando Tyler Durden se carga un New Beetle o las cintas de VHS de película Independence Day o larga cosas como “que se joda Martha Stewart”. Pero sé perfectamente que, en el mundo real, Tyler Durden no sería una solución a ningún problema social: destruir todo el planeta es solo una pataleta, no una solución. Podéis leer más acerca de las ideas inmaduras de Tyler Durden en Ser anormal no siempre es bueno… ser Tyler Durden, tampoco.


Y ahí reside el problema de las personas que se creen moralmente superiores y que aspiran a crear mundos utópicos. O sus alternativas son demasiado fantasiosas, en el mejor de los casos, o dado que son incapaces de hallar soluciones, deciden cortar por lo sano y destruir, matar y discriminar todo aquello que no está a su nivel, en el peor.


Los genocidios existen gracias a la capacidad del ser humano de convertir en no humanos a los individuos que no cumplen sus expectativas. Los individuos despreciados por mí, cuando eran joven, los tildaba de cucarachas; los genocidas de la historia han tildado a sus enemigos de ratas, serpientes, gusanos, piojos, moscas, parásitos, y, naturalmente, cucarachas. La idea que lo alimenta todo es: mata a esa gente peligrosa y nociva, y mátalos a todos para que no se reproduzcan masivamente como los animales empleados metafóricamente para señalarlos.


Como señala Steven Pinker en su libro Los ángeles que llevamos dentro, “no sólo aplicamos metáforas repugnantes a pueblos infravalorados desde el punto de vista moral, sino que tendemos a infravalorar moralmente a personas físicamente asquerosas.” Por ello, Lynn Hunt elaboró la siguiente teoría: un incremento de higiene en Europa provocó una disminución de los castigos crueles a las personas.


En la siguiente entrega de este artículo, seguiremos profundizando en los males que traen aparejados las utopías o las eugenesias, así como las razones que han producido todos los genocidios de la historia.


-

La noticia Siente asco hacia ‘esa’ gente, o los peligros de las utopías (I) fue publicada originalmente en Xatakaciencia por Sergio Parra.





















Vía Xatakaciencia