domingo, 24 de agosto de 2014

5 Datos sobre el funcionamiento de la memoria

La capacidad de almacenamiento que tenemos es simplemente impresionante, sin embargo puede ser afectada por varios factores. Hoy te presentamos una lista de cosas que pueden influir en el funcionamiento de nuestra memoria. 1) Atravesar una puerta Genera lapsos en la memoria, pues nuestro cerebro organiza la información de acuerdo al espacio físico, por tanto, […]



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Imágenes insólitas de la semana, Agosto 24, 2014

¡Buen día! Esperamos que estén listos para disfrutar de las imágenes insólitas de esta semana, donde la impresionante naturaleza salió a relucir. 1) Pura electricidad Una increíble caída de rayos sobre las tierras de cultivo cerca de Broken Bow, Nebraska fue captada por Vanessa Neufield. (The Telegraph) 2) Dulces ponzoñosos Los puedes encontrar en Pestaurant […]



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Fletcherismo: excretando bolitas con sabor a galleta

be2_masticar.jpgA menudo se nos dice que masticar mucho la comida es mejor que hacerlo poco. Sin embargo, durante la Primera Guerra Mundial, un tal Horace Fletcher, convenció a mucha gente de que masticar obsesivamente, hasta que la comida se licuara en la propia boca, permitiría absorber el doble de la cantidad de vitaminas y otros nutrientes.


Comer de esta guisa no solo constituía un ahorro, sobre todo en una época de vacas flacas, sino que también resultaba más saludable, siempre a juicio de Fletcher. Además, los trozos de comida mal masticados, sostenía, provocaban que el intestino se sobrecargara y las células se contaminaran con subproductos de “descomposición bacteriana pútrida”. En otras palabras: siguiendo el régimen de masticación de Fletcher, uno excretaría menos heces. Según él, sólo produciríamos una décima parte de los residuos corporales. Además, estas heces serían muy limpias, redondeadas, apenas sin olor.


Fletcher aseguraba que así podríamos vivir más saludablemente comiendo cuatro muffins de maíz fletcherizados y un vaso de leche. Nada más. Este fue uno de sus casos en particular, y Fletcher aseguraba que el interfecto excretaba bolitas con olor a galleta recién hecha. Tal y como abunda Mary Roach en su libro Glup:


Si se masticaba una vez por segundo, la fletcherización de un solo trozo de cebolleta exigiría más de diez minutos. La conversación durante la cena suponía todo un reto. (…) Quienes no practicaban el fletcherismo tenían problemas, pues se veían obligados a soportar lo que la historiadora Margaret Barnett llamaba “el tenso y desagradable silencio que acompaña a las torturas de la masticación”.

¿Quién fue Fletcher?


640px-horace_fletcher_1-1.jpgCuesta imaginar que Horace Fletcher consiguiera convencer a tanta gente de sus teorías delirantes (aunque no tanto si tenemos en cuenta las contemporáneas power balance, dosis homeopáticas o la enzima prodigiosa). Al parecer, aunque Fletcher no tenía estudios en medicina o fisiología, afianzó diversas relaciones sociales con médicos y fisiólogos de verdad.


Mientras vivía en un hotel de Venecia, en 1900, Fletcher trabó amistad con el doctor del hotel, Ernest van Somerem. Aunque originalmente estaba más interesado en la hijastra de Fletcher que en sus teorías, finalmente se metió en el bote a Van (o acabó ganándoselo por desgaste, pues las cartas de Fletcher, aunque alegremente escritas, eran larguísimas arengas). Van Someren decoró las teoríaas de Fletcher con jerga médica inventada como “reflejo secundario de la deglución”.

El propio Van Someren presentaría un artículo en una reunión de la Asociación Médica Británica en 1901, y también en el Congreso de Fisiología Internacional, llamando la atención (aunque con una ceja arqueada con escepticismo) de científicos de la Royal Society de Londres o la Universidad de Cambridge.


Ruseell Chittenden, de Yale, llevó a cabo un experimento en 1904 con trece chicos para demostrar la eficacia de la técnica de Fletcher, afirmando que había obtenido pruebas sobre ello. Sus resultados fueron criticados por otros científicos, pero los suministradores de alimentos en una época de escasez encontrar en tales teorías la solución a sus problemas.


En 1917, Chittenden se convirtió en consejero científico de Herbert Hoover, jefe del Departamento de Alimentación de Estados Unidos. A través de Chittenden, Fletcher logró convertirse en experto alimenticio honorario para asistir a la comisión de Hoover.


Juntos, él y Chittenden, hicieron todo lo que estuvo en su mano para convencer a Hoover de que incluyera el fletcherismo en la política económica de Estados Unidos, con los que se justificaría una reducción de dos tercios de la cantidad de raciones civiles que se mandaban al otro lado del Atlántico. Hoover prudentemente se resistió.


Si ahora viviera Fletcher, seguro que convencería a muchas celebrities para apuntarse a su carro de la masticación infinita. Si habéis visto la película de El balneario de Battle Creek, os sonará que John Harvey Kellogg también fue seguidor de la moda dietética de Fletcher, al menos durante un tiempo. Para que los comensales no se aburrieran mientras comían, animaba las horas de masticado e ingestión con un cuarteto de músicos que cantaban La canción del masticar, una composición original de Kellogg. A continuación, una de las estrofas:


Elijo masticar / porque quiero hacerlo / lo que la Naturaleza tenía en mente / Antes de que los malvados cocineros inventaran el guiso sabroso / Cuando la única forma de comer era masticar, masticar, masticar y masticar.

Foto | Paul Fornier


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Vida microbiana a 800 metros de profundidad bajo el hielo antártico


Hace unos días explorábamos algunos ejemplos de extremófilos, microorganismos que vive en condiciones extremas. Un nuevo hallazgo de un equipo de investigadores estadounidenses se debe incluir en la lista: ejemplos de vida microbiana a 800 metros de profundidad en la Antártida, en el lago subglacial Whillans, sin luz y a temperaturas por debajo de los 0º. Concretamente al menos 3.931 especies o grupos de especies de microorganismos.


Tal y como han publicado en el estudio de Nature que referencia el hallazgo, parece que estos organismos obtienen los nutrientes de la fusión del hielo, la roca y otros sedimentos. El vídeo muestra los trabajos desarrollados a través del proyecto WISSARD (Whillans Ice Stream Subglacial Access Research Drilling), el proyecto a través del cual se ha realizado el hallazgo y que está financiado por la National Science Foundation.


Vía | Sinc


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¿El origen de la religión reside en nuestra incapacidad de distinguir correlación de causalidad?

640px-religijnesymbole.jpgNuestro cerebro está preparado para interpretar el mundo de esta forma: deducimos la causalidad física de observaciones repetidas de correlaciones entre acontecimientos. Como un bola de billar que golpea a otra, lo cual nos conduce a deducir que la segunda se mueve por causa de la primera.


Esta forma de interpretar el mundo está tan integrada en nuestro patrón mental que, tal y como señalaba el psicólogo belga Albert Michotte, percibimos la causalidad tan directamente como vemos los colores.


Para demostrarlo, Michotte concibió unos episodios en los que un cuadro negro dibujado sobre un papel se movía. Entra en contacto con otro cuadrado, que enseguida empieza a moverse. Tal y como explica Daniel Kahneman en su libro Pensar rápido, pensar despacio:


Los observadores saben que no hay contacto físico real, pero aun así tienen una poderosa “ilusión de causalidad”. Si el segundo objeto empieza a moverse inmediatamente, dicen que ha sido “empujado” por el primero. Algunos experimentos han demostrado que niños de seis meses ven la secuencia de sucesos como una relación de causa-efecto, y manifiestan sorpresa cuando la secuencia es alterada.

En la misma época que Michotte, en 1944, el American Journal of Psychology también publicaba un estudio de Fritz Heider y Mary-Ann Simme titulado “An Experimental Study of Aparent Behavior”, en el mostraban una película que duraba un minuto y cuarenta segundos en la que se observaba un triángulo grande, un triángulo pequeño y un círculo moviéndose alrededor del dibujo esquemático de una casa con la puerta abierta.



Los espectadores ven un gran triángulo agresivo acosando a un pequeño triángulo y a un círculo aterrorizado, y al círculo y al pequeño triángulo sumando fuerzas para derrotar al acosador; también observan mucha interacción cerca de la puerta, y luego un final explosivo. La percepción de intención y la emoción son irresistibles; solo las personas que padecen autismo no la tienen.

Nuestros cerebros, pues, están predispuestos para hacer atribuciones intencionales. Incluso niños de menos de un año ya identifican agresores y víctimas, y esperan que un perseguidor use la forma más directa para alcanzar la cosa que está persiguiendo.


Los orígenes de la religión


Precisamente esta forma que tiene nuestro cerebro de interpretar la realidad física podría ser el motor principal de las religiones. Al menos es lo que sugiere el psicólogo Paul Bloom, que presentó esta idea en 2005 en un artículo de The Atlantic, donde explicaba:


percibimos el mundo de los objetos como esencialmente separado del mundo de las mentes, lo cual hace que veamos cuerpos sin alma y almas sin cuerpo.

Al buscar intuitivamente la causa de las cosas, e identificarla aleatoriamente (por ejemplo, si ejecutamos determinado baile, parece que llueva), consideramos que una divinidad inmaterial debe ser la causa última del mundo físico, y las almas inmortales controlan temporalmente nuestros cuerpos mientras vivimos. Así, ante la incógnita de cómo se creó el universo, nos complace responder que fue un agente causal, aunque dicho agente causal nos devuelva el misterio: ¿quién creó al agente causal? (Para solventar este nudo gordiano, se suele aducir: se creó a él mismo).


También el planteamiento del diseño inteligente tropieza en la misma piedra: si contemplamos algo complejo, como un ojo humano, intuimos que detrás hay un creador de ese ojo. Y, en general, nuestras distorsiones sobre lo que es causa de qué, propician toda clase de errores de percepción, del tipo “pues a mí me funciona” cuando un paciente toma homeopatía para curar determinada dolencia y, tras tomar homeopatía (simple agua), y curarse, deduce que la homeopatía es la razón de su curación.


Foto | Ratomir Wilkowski


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Mundo Loco: 5 noticias curiosas que no te contamos, Agosto 23 , 2014

¡Mira las cinco noticias que no te alcanzamos a contar, pero no las queremos dejar fuera de tu conocimiento! 1. Mujer hizo creer que su hija tenía cáncer terminal Leatha Kaye Slauson de 30 años fue detenida luego que lanzara una campaña en internet buscando donaciones para su hija, a quien rapó para hacerla parecer […]



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Encuentra un ratón en su cereal

Pauline Henderson tuvo la desagradable experiencia de encontrar un ratón muerto en su paquete de cereal, Pauline compró el producto especialmente para su nieto de dos años, afortunadamente se dieron cuenta del ratoncito y no se consumió el cereal. Al ver el cereal de maíz, la Sra. Henderson se dio cuenta de algo “negro”, entonces […]



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