El Instituto de Salud Carlos III recibirá 25,2 millones de euros y el Centro Nacional de Biotecnología del CSIC obtendrá 4,5 millones para estudiar el nuevo coronavirus y trabajar en el desarrollo de vacunas.
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El Instituto de Salud Carlos III recibirá 25,2 millones de euros y el Centro Nacional de Biotecnología del CSIC obtendrá 4,5 millones para estudiar el nuevo coronavirus y trabajar en el desarrollo de vacunas.
Si puede haber alguna buena noticia en relación al nuevo coronavirus es que la contaminación del aire parece haber disminuido significativamente. Y, en el proceso, eso habrá salvado un buen número de vidas, de hecho.
El economista de recursos ambientales de la Universidad de Stanford Marshall Burke realizó algunos cálculos al respecto el 8 de marzo en el ámbito de China.
Incluso tomando la vertiente más conservadoras de sus cálculos, es muy probable que las vidas salvadas localmente por la reducción de la contaminación superen las muertes por COVID-19 en China. Según Burke:
Dada la gran cantidad de evidencia de que respirar aire contaminado contribuye en gran medida a la mortalidad prematura, una pregunta natural, si bien extraña, es si las vidas salvadas de esta reducción en la contaminación causada por la interrupción económica del COVID-19 exceden el número de muertos por el virus en sí mismo.
Los dos meses de reducción de la contaminación, calcula Burke, probablemente han salvado la vida de 4 000 niños menores de 5 años y 73 000 adultos mayores de 70 años en China. Eso es significativamente más que el número actual de muertes mundiales por el virus en sí. Es decir, que ni siquiera estamos en un caso de "lo comido por lo servido", sino que el virus, al menos en cuanto a víctimas chinas directas se refiere, ha sido positivo para ese país.
La contaminación del aire supera a la malaria como causa global de muerte prematura por un factor de 19; excede la violencia por un factor de 16, el VIH / SIDA por un factor de 9, el alcohol por un factor de 45 y el abuso de drogas por un factor de 60.
El análisis de Burke solo estaba usando datos de China, y se completó antes de que hubiera más información sobre cómo COVID-19 ha afectado al resto del mundo. También obvia las consecuencias económicas a corto o medio plazo que causará el virus, y que probablemente también originará más víctimas.
Con todo, estos números preliminares demuestran que este desastre de salud global es una oportunidad para evaluar qué aspectos de la vida moderna son absolutamente necesarios y qué cambios positivos podrían ser posibles si modificamos nuestros hábitos a escala global.
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La noticia Así es como COVID-19 ha influido en la contaminación atmosférica global: salva más vidas que las que siega el virus fue publicada originalmente en Xataka Ciencia por Sergio Parra .
En un avance potencial en la lucha contra el COVID-19, un equipo de científicos australiano ha podido analizar muestras de sangre de un paciente que había contraído el nuevo coroanvirus y que fue hospitalizado con síntomas moderados.
Gracias a ello, los autores del estudio, publicado en la revista Nature Medicine, afirman que es la primera vez que mapean la respuesta inmune general del cuerpo a la nueva enfermedad.
Según explica Katherine Kedzierska, del Instituto Peter Doherty de Infección e Inmunidad de la Universidad de Melbourne:
Vimos una respuesta inmune realmente sólida que precedió a la recuperación clínica. Notamos una respuesta inmune, pero visualmente todavía no se encontraba bien y tres días después la paciente se recuperó.
La investigación de su equipo fue "un paso importante para comprender la recuperación de COVID-19". Los hallazgos tienen dos aplicaciones prácticas:
Primera: ayudar a los virólogos a desarrollar una vacuna porque el objetivo de la vacunación es replicar la respuesta inmune natural del cuerpo a los virus.
Segunda: ayudar a la detección, y permitir hacer mejores predicciones en futuros brotes de enfermedades sobre quién se encuentra en el segmento de mayor riesgo. En teoría, estos "marcadores" del sistema inmunitario podrían predecir con mayor precisión qué pacientes tienen síntomas leves y cuáles corren el riesgo de morir.
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La noticia Investigadores australianos afirman haber mapeado la respuesta inmune del cuerpo al nuevo coronavirus fue publicada originalmente en Xataka Ciencia por Sergio Parra .
Tras un paréntesis de 45 años y dos años de retraso, ha sido fijado para el 1 de octubre de 2021 (coronavirus mediante) el lanzamiento de Luna 25, la primera nave espacial rusa que regresa la superficie de la Luna.
El proyecto Luna-25 tiene como objetivo lanzar una sonda automática para la investigación en el Polo Sur de la Luna.
Luna 24 fue la última nave espacial lanzada a la Luna por la Unión Soviética. Su lanzamiento tuvo lugar el 9 de agosto de 1976 desde el cosmódromo de Baikonur. La siguiente nave en principio se denominó Luna-Glob lander pero fue renombrada como Luna 25 para diferenciarlo del programa Luna soviético de la década de 1970.
Según explica Ígor Mitrofánov, jefe del centro de Planetología Nuclear del Instituto de Investigaciones Espaciales de la Academia de Ciencias de Rusia:
La fecha principal para el lanzamiento de la nave está programada para el 1 de octubre, la fecha adicional, para el 30 de octubre de 2021 (...) Por eso el nombre de nuestra nave espacial, Luna 25, continúa la numeración de las misiones lunares rusas del siglo pasado.
Se espera que el módulo aterrice en el cráter Boguslavsky para analizar la composición del regolito, el polvo lunar, realizar una estereofotografía para preparar el mapa tridimensional de la superficie e identificar las coordenadas del módulo de aterrizaje con precisión milimétrica utilizando un reflector láser en ángulo
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La noticia Proyecto Luna-25: Rusia quiere regresar a la Luna en 2021 fue publicada originalmente en Xataka Ciencia por Sergio Parra .
La insulina es una de las hormonas más importantes a la hora de controlar nuestra energía y nuestro peso. Asociada a muchos aspectos de la salud, esta molécula también puede ayudarnos a mejorar cómo acumulamos las grasas.
La sensibilidad a esta hormona es una de las maneras que tenemos de explicar su acción en nuestro cuerpo. Por ello, cuando hablamos de mejorar la sensibilidad en realidad estamos mencionando un beneficio sustancial fisiológico y metabólico. ¿Cómo la conseguimos? El secreto está en el músculo.
Una correcta sensibilidad a la insulina es necesaria para gestionar adecuadamente el metabolismo. Esto supone la movilización de azúcares o su almacenamiento. También promueve el consumo de grasas. La sensibilidad a la insulina supone que nuestras células tienen los receptores adecuados y son capaces de recibir la señal de la insulina con total autonomía.
Por el contrario, la insensibilidad a la insulina supone que las células han perdido la capacidad de reaccionar a ella. Esto se traduce en fallos metabólicos y enfermedades como la diabetes. También funciona peor el control energético, se acumulan más grasas y azúcares, y se puede ganar peso.
Mantener mejores niveles energéticos ayudará a sentirnos más vitales y con ganas de realizar más ejercicio. Los niveles de glucosa en sangre se mantendrán estables porque se almacenará de forma correcta en músculos e hígado, y prevendrá de problemas en el corazón y otros de origen cardiovascular.
También mejorará la absorción de proteínas en el tejido muscular, ya que el metabolismo promoverá la hiperplasia muscular, lo que hará que el músculo sea más potente e incluso aumente de tamaño y, en consecuencia, mejore la sensibilidad hacia la insulina en un ciclo delicado pero estable. Esto, por supuesto, ayudará a controlar mejor el peso corporal.
La insulina es una hormona segregada por el páncreas y encargada de movilizar azúcares en sangre, entre otras muchas cosas. Como podemos de deducir de lo que comentábamos, la grasa, el exceso de azúcar y el sedentarismo generan una insensibilidad a esta sustancia. La insulina incita a la activación y el consumo de azúcares en el músculo. Esto es importante porque el músculo es el máximo consumidor de energía del cuerpo.
Además del propio consumo, el músculo también necesita de energía para crecer. Cuanto más músculo, más glúcidos se consumen en él, tanto por sus necesidades energéticas como por las necesidades de generar más y más. Es el propio músculo el que promueve la acumulación de azúcar y su transformación en glucógeno muscular.
En resumen: cuanto más músculo, menos acumulación de grasa y, por tanto, menos peso. Además, este gasto energético promueve una serie de señales metabólicas que ayudan a mantener la sensibilidad a la insulina. Como la pescadilla que se muerde la cola, a más sensibilidad a la insulina, más fácil es conseguir más músculo y más energía se quema.
Ciertamente, existen algunos valores clarísimos y muy estudiados sobre la capacidad de ganar músculo y que son dependientes de los hábitos. Entre ellos está una alimentación con alta concentración de proteínas. Muchos de los aminoácidos que digerimos van a parar al músculo, bien por cuestiones de reparación y mantenimiento, bien por la necesidad de generar nuevos haces.
Pero tomar más proteína no significa, per se, generar más músculo. Para poder hacerlo es indispensable hacer ejercicio unido a unas cantidades de proteína mínimas diarias. Hace falta entre 1.2 y 1.8 gramos por kilo para permitir la hipertrofia (el sobrecrecimiento) muscular. La cantidad normal aconsejada de proteína diaria es de 1.6 por kilo, lo que significa unos 112 gramos para una persona adulta de 70 kilos, el doble de la cantidad diaria recomendada por la OMS.
Pero, insistimos, es indispensable hacer ejercicio suficiente para aprovechar esa proteína. Si no, lo único que tendremos es un exceso que se eliminará mediante el sistema excretor. En el cuerpo, las proteínas se convierten en aminoácidos que formarán nuevas proteínas necesarias. Si hay un exceso de estos, se convierten por la vía catabólica de los aminoácidos en amoniaco y, de ahí, a urea; que terminará en la orina.
Esto también es importante porque si tenemos un problema de ácido úrico, tomar exceso de proteínas podría tener consecuencias negativas, aunque para una persona sana no debería ser un problema. En cualquier caso, haciendo ejercicio, especialmente si es musculación, convertiremos esas proteínas en músculo, que es lo que nos interesa y, con ello, pasaremos a mejorar nuestra sensibilidad a la insulina con todo lo que conlleva.
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La noticia Cómo mejorar nuestra sensibilidad a la insulina para ayudarnos a perder peso fue publicada originalmente en Xataka Ciencia por Santiago Campillo .
A mediados del siglo XX, el quebrantahuesos, una de las especies con el mayor nivel de protección en la Unión Europea y España, desapareció del Parque Nacional de los Picos de Europa. Ahora, gracias a un proyecto de reintroducción, ha nacido en ese parque nacional el primer polluelo desde su extinción en 1956.
Investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales han descrito cómo los machos de herrerillo común con polluelos fuera de la pareja mantienen, o incluso mejoran, la coloración de su plumaje para la siguiente temporada reproductiva. Sin embargo, este comportamiento les hace tener más parásitos.
Esta semana han empezado dos estudios en Madrid y Barcelona, capitales de las dos comunidades más afectadas de la península. El objetivo es tratar a los pacientes más graves e intentar frenar los contagios con medicamentos que ya existen en el mercado, pero que se utilizan para tratar otras infecciones como el VIH o la malaria.
Astrófísicos europeos han descubierto una antigua enana de luminosidad variable orbitando mutuamente con otra estrella en un sistema doble. El hallazgo proporciona información importante sobre cómo evolucionan y finalmente mueren estrellas como nuestro Sol.
Un hipotético conflicto nuclear entre estos dos países históricamente enfrentados generaría millones de muertes de inmediato, pero también provocaría una de las mayores pérdidas de alimentos de la historia en todo el mundo durante la década siguiente, más grande incluso que la generada por la crisis climática.
Dos estudios publicados en Science emplean modelos matemáticos para analizar el papel que jugaron los contagiados con síntomas leves en la difusión del COVID-19 y el efecto de las restricciones al movimiento en la ciudad china de Wuhan durante los primeros días del brote. Según uno de los autores, “no sería irracional pensar que nos acercamos al millón de infecciones” en todo el mundo.