martes, 24 de septiembre de 2019

Ayuno intermitente: para adelgazar, ¿mejor un ayuno largo o varios más cortos?

Ayuno intermitente: para adelgazar, ¿mejor un ayuno largo o varios más cortos?

El ayuno, en general, ha demostrado ser una interesante manera de controlar el peso, la salud y obtener una serie de beneficios a largo plazo, según numerosos estudios. Todavía desconocemos mucho de sus mecanismos, eso sí.

Esto, sin embargo, no le resta importancia al hecho de que el ayuno intermitente esté adquiriendo cada vez más fama a la luz de de las evidencias científicas. ¿Y qué hay de las dudas? La primera y más evidente, tal vez, sería la de ¿qué tipo de ayuno es mejor?

El ayuno intermitente está de moda

Nadie puede negar que el ayuno intermitente está cogiendo fama durante los últimos meses. Las búsquedas en la red, la aparición en los medios y otras cuestiones han puesto de manifiesto el interés creciente sobre este patrón alimenticio. Pero ¿por qué? ¿Qué tiene de especial?

Más que la moda en sí, aunque tradicionalmente se ha visto el ayuno como algo negativo para la salud, lo cierto es que los estudios más recientes han demostrado que puede tener muchos más beneficios de los que se pensaba. Huelga decir, como en todo lo que tiene que ver con la nutrición, que estos beneficios no son absolutos e incondicionales.

Muy al contrario, los beneficios del ayuno intermitente son bastante concretos, moderados y dependientes del resto del estilo de vida. Nunca aparecen por sí mismos, sino que se recogen dentro de un compendio de buenos hábitos. Simplificando mucho, podríamos decir que ayudan a intensificar algunos de los efectos del estilo de vida saludable.

No obstante, los investigadores sí que han observado que la restricción calórica temporal ayuda a reducir los factores de riesgo de varias enfermedades, entre las que se incluyen el síndrome metabólico, las enfermedades cardiovasculares, el cáncer e, incluso, las enfermedades neurodegenerativas. Otros estudios también apuntan a que reducir el tiempo de ingesta, y espaciar entre comidas, ayuda a reducir la grasa corporal, aumentar la cantidad de masa magra (músculo), reducir la edad metabólica y hasta ayudar a la neuroplasticidad.

¿Por qué debería funcionar el ayuno intermitente?

En realidad, no lo sabemos a ciencia cierta, pero existe una interpretación que podría ayudarnos a comprenderlo mejor. El funcionamiento de nuestro ritmo circadiano. El ritmo circadiano es esa especie de reloj interno que controla tu ritmo biológico. Este controla nuestro metabolismo mediante la segregación de melatonina y una cascada de señales fisiológicas.

A su vez, estos ritmos están controlados por la luz, principalmente, aunque otros factores también influyen, como la alimentación. Evolutivamente hablando, el ser humano no ha tenido disponibilidad de comer a todas horas hasta hace relativamente poco. Por tanto, nuestros ritmos circadianos, en cierta manera, están condicionados por los ancestrales patrones de caza y recolección (o al revés, probablemente).

La cuestión es que, a día de hoy, estos ritmos se adaptan mejor a un patrón dietético de ayuno intermitente, en el que solo se come una o dos veces al día, con un largo período sin ingesta, de actividad, que a estar comiendo todo el día. De nuevo, y como hemos dicho, el ayuno en sí mismo no es una cuestión definitiva y tiene valor únicamente dentro de un buen estilo de vida.

Así funciona el ayuno intermitente

El patrón de ayuno intermitente consiste en alternar periodos sin comer con otros de ingesta en tiempos concretos. Los más conocidos son el ayuno 16/8, 24 y 48. Con estas cifras se hace referencia al tiempo entre comidas, de manera que el ayuno 16/8 consiste en realizar periodos de ayuno de 16 horas, seguido de periodos en los que podemos comer normalmente durante ocho horas.

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Si, por ejemplo, realizamos la primera comida a las 14:00h, podemos comer hasta las 22:00h, durante 8 horas. A partir de entonces, nos mantendríamos en ayuno hasta las 14:00 del día siguiente, 16 horas después. Se puede comer normalmente y todas las veces que se quiera durante estas ocho horas de ingesta, aunque esto aumenta el riesgo de comer más calorías de las que comeríamos en una sola comida.

De la misma manera, podríamos comer durante un día, de manera normal, y pasar 24 horas en ayuno, o incluso 48 horas. Lo que sí que es cierto es que, hasta donde sabemos, los beneficios del ayuno intermitente se han reportado a partir de las 12 horas de ayuno, siendo lo más normal ayunar entre 12 y 20 horas. Dicho esto, ¿qué tipo de ayuno intermitente nos interesa más?

¿Corto o largo? El ayuno intermitente que más nos interesa es...

Existen muy pocos estudios, o ninguno, que se hayan centrado en el periodo más beneficioso de ayuno. Esto tiene varias explicaciones. Primero, los estudios se centran en los beneficios de la restricción calórica, por lo que buscan su existencia o ausencia. En segundo, es casi imposible cuantificar "el beneficio", según las horas. Nuestro cuerpo es un sistema muy sofisticado con una capacidad de reacción impresionante. Es difícil observar resultados.

Por tanto, cuando vemos los estudios publicados nos encontramos con resultados que hablan de diversos beneficios pero sin llegar a evaluar "su cantidad" según el tiempo. Prácticamente toda la bibliografía trabaja con estudios que evalúan los resultados tras 12 o 20 horas de ayuno. Por eso sabemos que a partir de este rango se dan.

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Por tanto, si tenemos que escoger un ayuno corto o largo debemos buscar otra razón para decidirnos. En tal caso, la mejor opción es el ayuno corto, de 16/8 por ejemplo. ¿Por qué razón? Muy sencillo: por la adherencia. Y es que es mucho más sencillo adoptar un ayuno de 16 horas adelantando la cena y no comiendo nada hasta las 14:00h del día siguiente, que pasar un día entero sin comer, por ejemplo. También es mucho más fácil adoptarlo a nivel social en nuestra vida cotidiana.

Al fin y al cabo, es mucho mejor optar por ayunos asequibles y continuos, que, además, han demostrado ser eficaces, ya que dan mucho más pie a su adopción de manera definitiva. El ayuno, como todo lo referente a la salud nutricional, es un patrón que solo mostrará beneficios a medio y largo plazo. Además, no hay que olvidar que el verdadero beneficio de salud lo da el adaptar nuestra alimentación y nuestra actividad física a un estilo nuevo, constante, y no tanto el propio ayuno. No nos olvidemos que, por mucho que ayunemos, si no cambiamos nuestro estilo de vida, el ayuno no nos servirá de nada.

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El bananero podría tener los días contados. El Fusarium R4T, un temible hongo, ataca las raíces de la variedad de banano Cavendish y del plátano. La variedad representa el 99% de los envíos mundiales de banano.

Los grandes productores, entre ellas las multinacionales estadounidenses que dominaban el mercado, apostaron por plantar bananos clonados antes que investigar nuevas especies para diversificar. El Cavendish es menos aromático y sabroso pero parecía inmune al hongo que había arrasado el cultivo, pero ahora, el hongo Fusarium oxysporum ha evolucionado y sí que constituye una amenaza.

CRISPR

No es posible generar resistencia TR4 en Cavendish utilizando métodos convencionales porque la variedad es estéril y se propaga por clonación. Así pues, la única forma de salvar al Cavendish puede ser modificar su genoma.

Este hongo es un oponente particularmente duro. No se puede matar con fungicidas, y puede permanecer en el suelo hasta 30 años. Eso ha ayudado a TR4 a extenderse lentamente por todo el mundo. La cepa comenzó a destruir los cultivos de banano en la década de 1990 en Asia antes de invadir Australia y los países de Oriente Medio y África. Ahora TR4 está en América, y los investigadores dicen que Cavendish podría extinguirse virtualmente en las próximas décadas a menos que puedan modificarlo para resistir el hongo.

El equipo de James Dale, un biotecnólogo de la Queensland University of Technology in Brisbane, Australia, se ha centrado en alterar las plantas Cavendish mediante la inserción de un gen del plátano silvestre Musa acuminate malaccensis que confiere resistencia a TR4. Después de publicar resultados prometedores de una pequeña prueba de campo, comenzó un estudio más amplio hace 15 meses. Dale y sus colegas han plantado Cavendish transgénico en media hectárea de tierra infestada con TR4 en el norte de Australia. Los plátanos transgénicos sobreviven.

Ahora planean solicitar la aprobación de los reguladores australianos para comercializar un plátano Cavendish transgénico después de que finalice el estudio en 2021. Pero es imposible predecir si los funcionarios darán el visto bueno o cuánto tiempo podría tomar la aprobación. Dado que la mayoría de la gente sufre de síndrome de Frankenstein y consideran los transgénicos como algo más antinatural o menos ecológico que la propia agricultura convencional, parece que será difícil.

En un intento por hacer que las bananas biotecnológicas sean más apetecibles para los reguladores, Dale también está editando el genoma de Cavendish con CRISPR para aumentar su resistencia a TR4, en lugar de insertar genes externos. Específicamente, está tratando de activar un gen latente en Cavendish que confiere resistencia a TR4, el mismo gen que identificó en M. acuminate. Pero el trabajo aún está en sus primeras etapas.

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