domingo, 4 de mayo de 2014

La importancia de la flora intestinal en la pérdida de peso

Bacterias para adelgazar Una dieta baja en calorías a base de vegetales y ejercicio, es la solución clásica para adelgazar. Pero científicos chinos estudian la influencia de la flora intestinal en el peso de las personas.


La teoría de estos científicos chinos, ya probada en ratones de laboratorio, es que si se cambia la flora intestinal de un individuo el resultado es más efectivo que cualquiera de las dietas clásicas.


Según este grupo de científicos, aquellas personas con niveles altos de algunos tipos de bacterias, como las enterobacterias productoras de toxinas, sufren un retardo a la hora de que su cerebro reciba la señal de estar saciados y por ello pueden llegar a comer 5, 10 o 15 veces más que las demás personas.


Si la causante de que una persona no se sienta llena es una toxina que causa una resistencia a la insulina, la solución puede pasar por cambiar el tipo de bacteria que habita en el intestino.


Los ensayos con personas acaban de comenzar. Los voluntarios son alimentados con suplementos que promueven el crecimiento de ciertos tipos de bacterias y a su vez reducen el de otras. Pero la comunidad científica sigue expectante los resultados y de momento recomienda reducir calorías y hacer ejercicio ante la operación bikini.


Vía | BBC


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La noticia La importancia de la flora intestinal en la pérdida de peso fue publicada originalmente en Xatakaciencia por Carlos Alcayde.












Vía Xatakaciencia

Naturaleza pura, animales sumamente interesantes

Hoy te presentaremos 10 animales fuera de serie, algunos quizás ya los conozcas y a otros los verás por primera vez, pero hablaremos de ciertas peculiaridades que los hacen especiales. 1) La rana púrpura Apenas van 11 años desde que se descubrió esta especie en las Ghats Occidentales de la India y ya está en […]



Vía Curiosidades

Dolor animal (I): el origen de los derechos de los animales

torosHace unos días saltó a la palestra una llamativa declaración de Esperanza Aguirre, que vino a decir que los aficionados a los toros son auténticos españoles, y los que no, pues no. También son frecuentes las vindicaciones de los cazadores que pivotan en el siguiente argumento: la caza controla la población de determinadas especies, limpia el bosque, mantiene el equilibro. Como si los cazadores, escopeta en ristre, fueran una suerte de ONG, bang, bang.


A este debate también se han incorporado cuestiones espinosas, como hasta qué punto tenemos derecho de experimentar científicamente con animales, si comer carne es una opción responsable cuando la vida en las granjas semeja un campo de concentración o si todo se arreglaría creando cerdos modificados genéticamente para que no sientan dolor.


Orígenes de la empatía animal


gDurante milenios, el ser humano ha vivido indiferente al posible sufrimiento de los animales. Anzuelos, arpones y redes que matan por asfixia son prácticas milenarias. Frenos, látigos, espuelas, yugos y grandes pesos han formado parte de la triste vida de los animales de carga. Costumbres como castrar, marcar a hierro, perforar y cortar colas y orejas han sido frecuentes en las granjas durante siglos. Torturar a gatos o perros ha sido una afición celebrada desde el principio de los tiempos.


Si viajamos a 1821, descubriremos cómo los diputados del parlamento británico estallaban en carcajadas ante la propuesta de una medida para prohibir el maltrato de caballos. Su argumento fue el siguiente: si empezamos prohibiendo el maltrato de caballos, acabaremos también articulando leyes para prohibir el maltrato de perros y gatos.


Veinte años más tarde, precisamente surgieron las primeras medidas de protección de gatos y perros. A lo largo del siglo XIX, de hecho una mezcla de humanismo y romanticismo propició en Gran Bretaña la creación de ligas antivivisección, movimientos vegetarianos y sociedades para la prevención de la crueldad con los animales. El origen de las especies de Charles Darwin, que insinuó en 1859 que entre animales y humanos no había tantas diferencias, o que las líneas de división eran difusas, reforzó esta tendencia.


En la década de 1920, este impulso perdió fuelle, entre otra cosas por las penurias y servidumbres de la guerra, que generó hambre de carne. El conductismo también dominaba la psicología y la filosofía, decretando que la propia idea de experiencia animal era radicalmente anticientífica.


Por lo general, los debates medioambientales se han centrado en la cuestión de la interconexión entre las dinámicas de los ecosistemas y la necesidad de preservar los hábitats de las especies, a fin de garantizar el funcionamiento correcto del conjunto. Pero no se ha invertido esfuerzo en preservar la existencia de las especies por su derecho a, sencillamente, existir, tal y como explica Jeremy Rifkin en su libro La civilización empática:


La brecha entre ecologistas y defensores de los derechos de los animales es un buen ejemplo que ilustra las diferencias existentes entre la antigua conciencia ecológica y su énfasis en la racionalidad, la utilidad y la eficiencia, y una creciente conciencia de la biosfera enraizada en la participación personal, la identificación emotiva y la extensión empática.

Pero todo cambió en la década de 1970. Por un lado, se publicó en Gran Bretaña la realidad sobre la cría intensiva en el libro Animal Machines, de Ruth Harrison. Brigid Brophy acuñó la expresión “derechos de los animales”. Walt Disney insufló una aureola antropomórfica a los animales, como Bambi, haciendo sentir empatía a millones de espectadores; proyectando al gran público lo que en 1946 ya había conseguido la adaptación cinematográfica de novela El despertar, ganadora de un Premio Pulitzer, que narraba la amistad entre un joven tosco y un cervatillo huérfano.


Con todo, el punto de inflexión llegó en 1975 con la publicación del libro de Peter Singer Liberación animal. El razonamiento de Singer es que, por conciencia, no por inteligencia o pertenencia a la especie, los animales son dignos de consideración animal. La consecuencia de ello es que todos deberíamos ser vegetarianos, según Singer. Tal y como abunda Steven Pinker en su libro Los ángeles que llevamos dentro:


Al margen de si hablamos de liberación animal, derechos de los animales, bienestar animal o movimiento por los animales, durante las décadas transcurridas desde 1975, en la cultura occidental ha surgido una creciente intolerancia hacia la violencia para con los animales.

Dichos animales no eran meros insectos o amebas, sino criaturas con sistemas nerviosos complejos, algunos capaces de reconocerse en el reflejo especular de un espejo, otros con una suerte de protoempatía.


En la próxima entrega de este artículo exploraremos cómo los animales han cambiado a ojos de la humanidad en nuestra época.


Fotos | Michelangelo-36 | Muhammad Mahdi Karim


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La noticia Dolor animal (I): el origen de los derechos de los animales fue publicada originalmente en Xatakaciencia por Sergio Parra.












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Imágenes insólitas de la semana, Mayo 4, 2014

Comenzando el quinto mes del año te presentamos las imágenes insólitas de esta semana, que las disfrutes… 1) La limpieza ante todo Por eso este gecko en Dunstable, Inglaterra está limpiando su ojo de una interesante manera, con su lengua. (The Telegraph) 2) A la bananamóvil Si te da miedo subirte a la banana cuando […]



Vía Curiosidades

Esta bicicleta sin radios se pliega hasta el tamaño de un paraguas

La extraña bicicleta que ves en la foto casi parece la escultura de un museo de arte moderno, pero es un vehículo real. Se llama Sada Bike, no tiene radios en las ruedas y toda su estructura, salvo los anillos que forman las ruedas, se pliega hasta ocupar un espacio no mucho más grande que un paraguas.






Vía Noticias de Ecoportal

El cubo de Rubik: nació hace 40 años y sigue enloqueciendo

Cuatro décadas después de que empezó a retar al mundo con sus cuadros de colores, el rompecabezas tridimensional aún tiene aficionados que no salen de casa sin él.



Vía BBCMundo.com | Curiosidades

[Vídeo] Proyector volumétrico en 3D

lA más puro estilo de los hologramas de Star Wars ('Ayuda Obi-Wan Kenobi, eres mi última esperanza'), llega voLumen, un dispositivo LED de visualización volumétrica tridimensional, un dispositivo desarrollado por Maximiliano Malí, un estudiante de ingeniería mecatrónica.


voLumen tiene 1.000.000 voxels (pixeles volumétricos), y 34 micro-controladores, cada uno con 512 MB de memoria flash para el almacenamiento de datos de animación y 1.024 LED RGB. Gracias a sus capacidades podremos ver proyecciones del propio Pac-Man siendo perseguido por los fantasmas y hasta del planeta en 3D de Mario Bros.


El dispositivo aún está en desarrollo, pero Malí espera poder concluirlo próximamente. Hay que tener el cuenta que Malí sólo tiene 19 años.



Sitio Oficial | voLume


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[Libros que nos inspiran] ‘Optimismo inteligente’ de María Dolores Avia y Carmelo Vázquez

lTradicionalmente, el inteligente, el profundo, el culto, el reflexivo, el ponderado debería ser pesimista. La vida es un infierno, de modo que los optimistas deben de ser una suerte de hippies que ven las cosas a través de unas lentes distorsionadas. El pesimista, pues, es más interesante que el optimista.


Sin embargo, esta idea está perdiendo fuelle poco a poco. En primer lugar, gestionar los sentimientos y, con ello, nuestro nivel de optimismo, también es signo de inteligencia. Segundo, los pesimistas siempre se han equivocado, porque el mundo siempre ha ido a mejor, con sus altibajos.


Para demostrarlo, María Dolores Avia y Carmelo Vázquez han escrito Optimismo inteligente. Perded el cuidado, que en el presente volumen no se habla del lugar más feliz del mundo y cosas así. De lo que se habla es de cómo codifica la felicidad nuestro cerebro, las razones por las cuales ser infeliz no es síntoma de inteligencia, y demás.


Por tanto, Optimismo inteligente nos ha inspirado para escribir artículos como El mito de la racionalidad humana o El hombre probablemente no es libre ni lo será nunca.


¿Es verdad que las personas deprimidas son más lúcidas? Para ser feliz, ¿hace falta ser un poco simple? ¿Existe el optimismo inteligente? ¿Se puede aprender a ser optimista? ¿Qué sentido tiene hacerlo? OPTIMISMO INTELIGENTE responde de manera rigurosa a estas preguntas que muchas personas se hacen a lo largo de su vida. Fre nte a la frecuente visión trágica de los humanos como seres vulnerables y frágiles, con sus angustias y conflictos, María Dolores Avia y Carmelo Vázquez ofrecen en este libro un conjunto de datos y reflexiones que harán ver al lector los aspectos más saludables, adaptativos y creativos de las personas, incluso en circunstancias adversas.

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Somos incapaces de comer cosas sin sabor

aUno de los capítulos más perturbadores del libro Un antropólogo en Marte, de Oliver Sacks, es el que se refiere al caso de un paciente incapacitado para ver en color: su vida pasa por delante de sus ojos en blanco y negro, como en una película clásica. A la hora de comer espagueti, sin embargo, la idea un Bogart resolviendo un caso se borra de un plumazo: el paciente siente repugnancia, se siente como si comiera gusanos.


A pesar de que el sabor del plato no ha cambiado, sí que lo ha hecho el color. Y los colores son importante para los sabores. Como lo son las texturas. Y, a su vez, los sabores son fundamentales para comer. Hasta el punto de que las personas que ha sufrido un cáncer y tienen los receptores del sabor destruidos a causa de los tratamientos de radiación, pueden tener serios problemas a la hora de alimentarse.


Por mucho que los pacientes sin sabor informen a su cerebro de que deben comer, se sienten como si comieran cartón. Se atragantan. Sienten asco infinito. Tal y como abunda en ello Mary Roach en su libro Glup al abordar cómo los aromas también pueden potenciar los sabores:


El gusto y el olfato están entrelazados de manera que no podemos apreciar conscientemente. Los ingenieros de alimentos a veces explotan la sinergia entre ambos. Al añadir fresa o vainilla (aromas que asociamos con la dulzura) es posible engañar a la gente y pensar que la comida es más dulce de lo que realmente es. Aunque engañoso, no es necesariamente malo, porque significa que el producto puede contener menos azúcar añadido.

Del mismo modo, las salsas de las comidas precocinadas son básicamente mejoradores de la palatabilidad para humanos. El proceso de cocción del pollo en un plato para microondas tiene un sabor muy tenue o casi inexistente. El sabor proviene casi por completo de la salsa. Y lo mismo ocurre con un Cheeto, que sin su cobertura de polvo que añade sabor al conjunto, convertiría el snack en algo casi incomestible por su ausencia casi total de sabor.


Foto | Eloquence


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