Tras analizar el ADN de 401 muestras de atún, merluza, anchoa y bacaladilla congelados, investigadores de la Universidad de Oviedo han comprobado que en un 1,9 % de los casos no se indicaba el pescado correcto en la etiqueta. El porcentaje puede parecer pequeño, pero revela el uso de especies en peligro de extinción y la pesca ilegal, especialmente en las costas africanas.
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