domingo, 5 de enero de 2020

En pareja, mejor tener pocos amigos en común, según este estudio realizado en Facebook

En pareja, mejor tener pocos amigos en común, según este estudio realizado en Facebook

Tras examinarse un enorme conjunto de datos sobre relaciones humanas en el que se considera en laboratorio más grande del planeta, Facebook, se descubrió que, si estás en pareja, lo mejor es no tener muchos amigos en común.

Para fijar el blanco en los datos, los investigadores se fijaron en los usuarios que estaban en "una relación", según su estado del perfil de Facebook. Luego se fijaron cuanto tardaba cada una de pasar de estar "en una relación" a "soltero".

Amigos en común

El estudio, realiado por Lars Backstrom y Jon Kleinberg, desafía nuestra intución. No en vano, para realizar este trabajo se usó un algoritmo experimental que analiza su red personal de amigos, buscando identificar sus relaciones más fuertes.

Desarrollado junto con su antiguo asesor de tesis de Cornell, Jon Kleinberg, el algoritmo de Backstrom es lo suficientemente sofisticado como para identificar de manera independiente a su cónyuge o pareja romántica e incluso predecir cuándo se producirá una ruptura.

Los datos arrojaron la siguiente correlación: tener un grupo de amigos en común era un predictor fuerte de que la relación no iba a durar mucho tiempo. La razón se ignora, pero tal vez tenga que ver con que juntarse a menudo con tu pareja y la misma gente acabe por erosionar la relación.

La investigación de Backstrom es parte de un movimiento creciente en empresas y universidades para utilizar el aprendizaje automático y grandes cantidades de datos online para comprender mejor el comportamiento humano y las interacciones e intereses. Este tipo de análisis de datos está revolucionando las ciencias sociales y cambiando nuestra comprensión profunda de las personas como seres sociales.

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La noticia En pareja, mejor tener pocos amigos en común, según este estudio realizado en Facebook fue publicada originalmente en Xataka Ciencia por Sergio Parra .



Vía Xataka Ciencia

Cómo planear el éxito puede conducirte al éxito: una técnica para los buenos propósitos del nuevo año

Cómo planear el éxito puede conducirte al éxito: una técnica para los buenos propósitos del nuevo año

Las personas que asumen compromisos de antemano (del tipo, si pasa X, entonces haré Y), es mucho más probable que actúe para alcanzar sus objetivos que las personas que carecen de esos proyectos mentales.

Es decir, que si tenemos que hacer una lista de buenos propósitos para el nuevo año, seguramente los abandonaremos pronto porque solo son eso: objetivos. No hay plan de antemano.

Propósitos de implementación

Por ejemplo, quiero beber menos alcohol, pero tengo que planear que si el camarero me pregunta si quiero algo más, entonces tendré que pedir por sistema agua con gas.

El psicólogo Peter Gollwitzer llama a esta planificación mental en la persecución de objetivos "propósitos de implementación". No hace falta que sean planes muy elaborados, pueden ser del tipo: cuando salga hoy del trabajo, voy a ir directo al gimnasio. Tal y como abunda en ello Chip Heath en su libro Momentos mágicos:

La probabilidad de éxito es imprsionante. Fijar propósitos de implementación multiplicó por más del doble el número de alumnos que entregaron determinados trabajos a tiempo; dobló el número de mujeres que realizaron autoexploraciones del pecho en meses determinados, y redujo a la mitad el tiempo de recuperación de pacientes con prótesis de cadera o rodilla.

Así que, con cada nuevo propósito de año nuevo, nada como un árbol de propósitos de implementación para que, ante la duda o el descuido, sepamos lo que debemos hacer en cada momento.

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Vía Xataka Ciencia

Si estás a favor del aborto, ¿entonces te comerías un feto?

Si estás a favor del aborto, ¿entonces te comerías un feto?

Hay temas espinosos que no tienen una única respuesta. En los que difícilmente alcanzaremos un consenso (que no un acuerdo para la convivencia). En los que se establecen líneas arbitrarias y no verdades unívocas. En los que la intuición moral es tan poderosa que no solo puede aludirse a la razón.

El aborto es uno de esos temas. Para quienes estar a favor, ponen en la balanza pros y contras y escogen; o quizá establecen que hay una línea en la que podemos considerar persona a un conglomerado de células (por ejemplo, un pro abortista no está a favor de matar niños, solo fetos). Para quienes estar en contra, sin embargo, pesa más la intuición moral: que hay asuntos intocables, aunque no respondan a razonamientos metódicos.

Fundamento de Santidad

Todos tenemos intuiciones morales. Consideramos que hay cosas que están bien o mal con independencia de que sean racionales, prácticas o explicables. Por ejemplo, si vemos a una enfermera que acaricia con ternura a un paciente en coma mientras realiza su trabajo, consideraremos intuitivamente que esa enfemera es buena en su profesión, se implica, se moralmente fiable. Y eso lo mantendremos aunque sepamos a ciencia cierta que el paciente no está sintiendo nada, es decir, que no importa si la enfermera lo acaricia o no.

Este es solo un ejemplo límite para dilucidar cómo funcionan nuestras intuiciones morales. Una serie de la HBO, The Terror, pone de manifiesto de hecho las dos posturas morales que se pueden básicamente adoptar frente a un problema: la ideal o la consecuencialista. En la serie, vemos cómo un grupo de personas deben andar cientos de kilómetros de paisaje nevado. El ideal considera que hay valores morales intocables, aunque supongan un problema: debemos cargar con los heridos o enfermos aunque eso suponga que la marcha se ralentice y, al final, todos mueran. El consecuencialista considera que hay que sobrevivir a toda costa y no duda en dejar atrás a heridos o enfermo (o incluso acepta comer sus cuerpos) a fin de lograr el bien máximo para el máximo número de personas.

El ideal es probable que acabe muerto, así como todos los que le siguen. El consecuencialista seguramente acabará vivo, y también una parte de los que no quedaron heridos o enfermos. ¿Qué mundo preferimos? No existe una respuesta correcta. En función de nuestra respuesta, tenderemos a tener intuiciones morales más desarrolladas en uno u otro sentido. Baste decir que el protagonista de The Terror es el ideal, y el consecuencialista es el villano. El protagonista, sencillamente, afirma en un momento de la serie que prefiere morir siendo humano que sobrevivir siendo inhumano.

Es decir, que para los idealistas el bien común (obtenido de un cálculo racional) no es lo más importante, sino los valores (obtenidos de intuiciones morales).

Estas intuiciones morales que construyen valores intocables, alejados de un escrutinio racional profundo, han sido designados por el psicólogo de la Universidad de Nueva York Jonathan Haidt, autor de La mente de los justos, como "fundamento de Santidad".

Fundamento de Santidad

Según Haidt, el fundamento de Santidad permite desarrollar la psicología de lo sagrado, en el sentido de que otorgamos valores importantes a cosas que objetivamente no lo tienen:

¿Por qué las personas de manera tan natural tratan objetos (banderas, cruces), lugares (La Meca, un campo de batalla relacionado con el nacimiento de su nación), personas (santos, héroes) y principios (libertad, fraternidad, igualdad) como si tuvieran un valor infinito?

Según Haidt, esto sucede por las intuiciones morales basadas en el fundamento de Santidad. La psicología de lo sagrado promueve que si alguien profana uno de los pilares sagrados que sustentan la comunidad, la reacción sea emocional, colectiva y punitiva.

También el fundamento de Santidad hace que tendamos a considerar el cuerpo humano algo más que un trozo de carne o un objeto, y que una vida humana es extraordinariamente valiosa, sea de quien sea, y aunque solo sea una. Esto sucede con independencia de si creemos en Dios o no: todos tendemos, en mayor o menor medida, a considerar que algunas cosas, acciones y pesonas son nobles, puras y elevadas, y otrsa son sucias y profanas y nos producen asco moral.

Lo que sí es cierto es que las personas conservaoras, sobre todo conservadoras religiosas, tienden a hablar más del fundamento de Santidad de la vida. Tienden a ver más un cuerpo como algo que debe preservarse y no solo como una máquina que hay que optimizar o algo de lo que podemos disponer discrecionalmente para nuestra diversión.

Esto no significa que los conservadores sean mejores personas (de hecho, en las cárceles hay más creyentes que ateos, porcentualmente hablando). Solo significa que tienen una cosmovisión distinta. Que sienten las cosas de forma diferente. Que les produce rechazo aspectos que otros consideran perfectamente juiciosos. Considerar que el cuerpo humano es algo más que un trozo de carne es una ilusión, no es la realidad, porque todos nosotros somos trozos de carne, conjuntos de células, con tanto valor per se como una mesa o un árbol.

Que consideremos al ser humano algo especial o diferente (y no a un pulpo o a una bacteria) es solo un consenso basado mayormente en el fundamento de Santidad. Unos, no obstante, tienen este fundamento más presente que otros. Otros lo degradan para que sus otras ideas encajen bien: ideología política, modas, reputación social y cualquier otro factor que construya nuestro pack ideológico, es decir, la imagen que construimos de nosotros mismos para vivir en comunidad. Es decir, alguien que cree en el alma, por ejemplo, le resulta menos difícil considerar un cuerpo humano como algo especial; alguien que no cree en ella, tiene que hacer más contorsiones cognitivas para llegar a la misma conclusión.

La mayoría de controversias en temas bioéticos se basan en el grado de fundamento de Santidad que albergamos. Pero todos lo tenemos: por eso los que están a favor del aborto probablemente preferirán no ver demasiados detalles del proceso, o no admitirían comerse un feto a la brasa, a pesar de que se prometa que esa carne es muy nutritiva.

Nuestras intuiciones morales se moldean arbitrariamente en función de las interacciones culturales en las que debemos prosperar. Unas no son más valiosas que las otras en valores absolutos. No existe una respuesta correcta o una equivocada. Todo depende de lo lejos que queramos llegar. Todo es una mezcla de razón, datos científicos, intuiciones y convivencia. No es una guerra cultural entre creyentes y ateos, entre conservadores y religiosos. Es solo una tensión natural entre quienes consideran que la última de Star Wars fue una buena película y quienes consideran que no lo fue en absoluto. Una tensión buena para que nunca demos nada por sentado.

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Vía Xataka Ciencia

La leche de camella, mejor que la de vaca

Tiene una mejor composición de vitaminas, ácidos grasos y probióticos que la leche de vaca, lo que la hace ideal para grupos con necesidades especiales y para tratar enfermedades como la diabetes mellitus, según varios estudios internacionales. Otro año más, los camellos son los protagonistas de #Cienciaalobestia en la víspera de la festividad de los Reyes Magos.



Fuente: Noticias