domingo, 13 de marzo de 2016

Los perros robot también son buenos para combatir la soledad

A veces nos olvidamos de que nuestro cerebro se puede hackear con relativa facilidad. Podemos hacerle creer que estamos manteniendo una relación sexual cuando en realidad estamos rindiéndole culto a Onán, por ejemplo. Podemos introducirnos emocionalmente tanto en una película que finalmente lo que allí sucede parece que nos pasa a nosotros, cuando no es así.

Esta idea parece olvidarse cuando se cuestionan las futuras prestaciones de los robots a la hora de darnos amor, amistad y compañía. Enseguida aflora nuestro síndrome de Frankenstein y aducimos que un robot jamás podría suplir a un ser humano de verdad. Pero en el ámbito de los perros robot, la evidencia científica parece indicar lo contrario.

Según un estudio de Marian Banks y sus colegas de la Saint Louis University School of Medicine, que examinó los efectos de los perros reales y los perros robóticos (en concreto un AIBO de Sony) en pacientes de varias residencias de ancianos, durante ocho semanas los pacientes formaron el mismo vínculo emocional con ambos tipos de perro, y los dos ayudaron en la misma medida a paliar los sentimientos de soledad.

A medida que los robots mejoren sus prestaciones y su imitación de criaturas reales, es muy probable que pronto eclosione una nueva industria de robótica emocional que enriquecerá o, al menos, cambiará radicalmente, nuestras relaciones interpersonales con los demás (y nuestras mascotas).
Imagen | kate nev

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Vía Xataka Ciencia

¿Se puede adivinar un examen de aptitud por simple chiripa?

Sat Test

Los alumnos de instituto estadounidenses se someten a un duro examen estandarizado llamado SAT (Scholarship Aptitude Test) que puede marcar el resto de su futuro, pues determina el acceso a la universidad. Se introdujo por primera vez en 1926. El SAT actual, introducido en 2005,tienen una duración de 3 horas y 45 minutos.

El SAT consiste de tres secciones principales: Análisis de lectura, Matemáticas y Escritura. En parte es un examen tipo test, podríamos responderlo aleatoriamente. En tal caso, ¿podríamos aprobarlo por azar? Y si todos los alumnos hicieran lo mismo, ¿cuántas notas perfectas habría?

Esta clase de preguntas ociosas en las que subyace un razonamiento, en este caso matemáticos, son las que formula el brillante Randall Munroe en su libro ¿Qué pasaría si...? En la versión de 2014 del SAT había 44 preguntas tipo test en matemáticas, 67 en la de lectura crítica y 47 en la sección de redacción. Cada pregunta ofrece cinco opciones. Es decir, cada elección aleatoria tiene el 20% de probabilidad de ser la correcta.

Si los cuatro millones de alumnos de 17 años hicieran el SAT y todos respondieran al azar, se puede afirmar casi a ciencia cierta que no habría ninguna nota perfecto en ninguna de las tres secciones. ¿Hasta qué punto es seguro esto? Bien, si cada uno utilizara un ordenador para hacer el examen un millón de veces al día y siguieran haciendo esto todos los días durante 5.000 millones de años (hasta que el Sol se expandiera y se convirtiera en una gigante roja y la Tierra se carbonizara), la probabilidad de que alguno de ellos obtuviera alguna vez una nota perfecta solo en la sección de matemáticas sería de aproximadamente un 0,0001 %.

Loteria

Ante lo cual, esperar que puedes aprobar este tipo de examen por suerte es como esperar que te caiga un rayo encima varias veces el mismo día (la probabilidad de que a un estadounidense le caiga un rayo en un año determinado es de 1 entre 700.000. O incluso más improbable, como señala Munroe:

Esto significa que las probabilidades de clavar el SAT adivinando son menos que las que a todos los expresidentes vivos y a todos los miembros del reparto principal de Firefly les caiga un rayo independientemente... el mismo día.

Este tipo de juegos sobre la improbabilidad de los hechos no son en absoluto una pérdida de tiempo. Nos sirve para conocer mejor los riesgos o probabilidad de acierto de muchas de nuestras acciones que, intuitivamente, nos parecen probables o fáciles. Si asumiéramos más a menudo esta clase de juegos en clases de matemáticas, probablemente la gente se jugaría menos su dinero en determinadas loterías y juegos de azar.

Y por supuesto dejaría de tener tanto miedo a eventos improbabilísimos, como morir en un accidente de avión o en un atentado terrorista.

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Vía Xataka Ciencia

Este ácaro nos permitirá conocer mejor la historia de las migraciones humanas

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La historia puede valerse de las ciencias duras para afianzar sus narraciones acerca de lo que pasó en la historia de la humanidad. Buena prueba de ello es el Demodex follicolorum, un ácaro que habita en nuestra cara sin que nos demos cuenta. Es tan minúsculo que no lo podemos ver a simple vista. Permanece confortable en nuestros folículos pilosos en la nariz, la mejilla, la barbilla, las pestalas...

El ser humano ha tenido a este habitante en su cara durante tanto tiempo que podríamos decir que ha vivido con él siempre. Tanto es así que una investigación publicada en PNAS sugiere que los diferentes tipos de ácaro tienen características distintas en función de la procedencia de las personas sobre las que prosperan.

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En el estudio se analizaron los ácaros que tenían setenta personas de origen europeo, asiático, africano y latinoamericano, y cada uno de ellas tenía un tipo de ácaro distinto. Estas divergencias, según los autores, revelan los patrones históricos de las migraciones humanas a lo largo de la historia.

Es decir, que echando un vistazo a estas criaturas microscópicas que hay en nuestro cuerpo podríamos conocer a ciencia cierta gran parte de la historia de la humanidad, al menos desde el punto de vista migratorio, como si todos hubiéramos llevado encima un geolocalización como el que ahora viene equipado nuestro smartphone.

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La interesada amistad entre Timón y Pumba

La imagen de esta noticia puede parecer engañosa. El jabalí de la fotografía no yace muerto en el suelo, ni la mangosta que está subida sobre su lomo está devorando los restos del cerdo. Todo lo contrario. El jabalí ha aprendido a tumbarse frente a las mangostas para que estas le acicalen y le despojen de los molestos parásitos. Ambos mamíferos son protagonistas de la sección #Cienciaalobestia.



Fuente: Noticias