Hasta hace poco, los científicos han dado por sentado que el tejido graso era pasivo e inerte, y que su única misión consistía en suministrar energía. Sin embargo, el descubrimiento en 1994 de que las células grasas (adipocitos) secretan leptina, una hormona inhibidora del apetito, abrió los ojos a una...
Vía MuyInteresante.es
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