viernes, 3 de mayo de 2013

La cae el alma a los pies y la chuta

sinalmaAyer por la mañana, mientras hacía cola para sellar el paro, a Antón Badía, de 57 años, se le cayó el alma a los pies. Conforme su psique se desplomaba, en un gesto último y definitivo de resignación y desamparo, este madrileño remató la trayectoria de la misma con una contundente patada, tal y como han detallado a la prensa varios testigos de la escena.


“Yo vengo aquí cada mañana y se veía venir que algo así ocurriría algún día”, ha explicado a los periodistas uno de los presentes.


“Pude ver a ese pobre hombre mirando las caras de los demás, deteniendo sus ojos en las manchas de moho de las paredes de la oficina del INEM, buscar sin esperanza ofertas laborales en el corcho, mirar nuestra ropa… y entonces pude ver claramente cómo su alma le abandonaba por completo para caer replegada a sus pies como una servilleta sucia sin que nadie pudiera hacer nada para evitarlo”.



“Del suelo no pasa”



Posteriormente, tal y como explican los testigos, Antón remató la caída de su espíritu con un certero remate. “La chutó sin más. Le propinó un patadón a su esencia misma despojándose de todo rastro de humanidad sin pensárselo dos veces. Luego se quedó en la cola como si nada sin intención de ir a buscarla luego”, prosigue el testigo a quien, tras ver la escena, se le cayó también el alma a los pies, aunque optó por limitarse a recogerla con disimulo y guardársela en el bolsillo, tal y como ha confesado.


El mismo Antón ha explicado que la patada a su alma, a la que tampoco quiere dar mayor importancia, no fue un gesto de rabia sino que respondió “al mismo instinto, porque soy muy futbolero”, aunque reconoce no obstante que “dada la situación”, prefiere seguir viviendo sus días como “un inerte amasijo de huesos y carne sin esperanzas ni anhelos”.






Vía El Mundo Today

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