Los alumnos ya no pelean y hasta cultivan lo que luego consumen en el comedor. Entre el ayer y el hoy, todo cambió: “Buscábamos la mínima oportunidad para pelearnos, pusimos este proyecto y cambió mucho la escuela. Si estamos mal, venimos a la huerta, ponemos música y trabajamos”, reconoce Nicolás, estudiante de cuarto año, uno de los más dedicados a la Huerta.
Vía Noticias de Ecoportal
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