Hace diez años, la secuenciación completa del genoma humano constituyó un avance crucial para comprender el funcionamiento de nuestro cuerpo. Pero el ADN no es un destino inexorable: el entorno y los hábitos alteran el funcionamiento de los genes a lo largo de la vida. Y eso es precisamente lo que estudia la epigenética, una rama científica en pleno auge cuyo objetivo principal radica en localizar los interruptores externos que activan las enfermedades. Porque el ambiente, la dieta, el ejercicio o las relaciones sociales pueden reescribir, para bien o para mal, las instrucciones genéticas que heredamos.
Vía Muy Interesante
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