martes, 6 de agosto de 2013

Jirira, Coquesa, Aike: rastros y hallazgos

Ningún desierto se asemeja a otro, y éste del que anoto, es uno de los más extravagantes que existen en toda la Tierra. Es blanco, como la Antártida es blanca, y fue el antiguo lecho de un mar interior, un pedazo de Pacífico que quedó atrapado cuando se elevaron las cordilleras. El agua seca se cuajó en sal pura, y es tal la cantidad que el salar resultante es más grande que la isla de Jamaica o como Bélgica partida en dos. Un país de sal congelada, dura como la injusticia, brillante como cien lunas juntas.






Vía Noticias de Ecoportal

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