La primera vez que se usó la huella auricular sirvió al fiscal de Leeds, en Reino Unido, para acusar a Mark Dallagher de asesinar a una anciana en 1998. Le había delatado, decían, su oreja, que cuya huella había quedado impresa en una ventana del domicilio de la víctima mientras escuchaba lo que ocurría dentro de la casa. Después de varias apelaciones se demostró que la identificación no era correcta, y Dallagher salió de prisión en 2004.
Vía Muy Interesante
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