Si consiguiéramos adentrarnos en este inexpugnable lugar del planeta, un termómetro de mercurio ordinario no nos serviría para medir la temperatura, aunque sí lo haría el rápido descenso de nuestra temperatura corporal hasta los letales 28 grados. Se trata del punto más gélido de la Tierra, localizado en una alta cordillera de la Antártida a 90 grados de latitud.
Vía Muy Interesante
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