“Hay dos tipos de oradores: los que se ponen nerviosos y los mentirosos”. Mark Twain lo tenía claro, seguramente por experiencia propia: hasta el personaje público más curtido y desenvuelto siente cierto grado de zozobra cuando se enfrenta a semejante situación. Porque exponerse al juicio ajeno genera uno de los temores humanos más compartidos e incontrolables, que puede degenerar en puro terror, como dice experimentar entre el 20 % y el 30 % de los españoles.
Vía Muy Interesante
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