A sus 43 años, Scott Falater, vecino de Phoenix (Arizona), tenía un buen sueldo, un trabajo reconocido y una casa con piscina donde vivía con su mujer y sus dos hijos. Todo iba bien hasta que la noche del 16 de enero de 1997, mientras los niños dormían y él aparentemente también, mató a su mujer tras asestarle 44 puñaladas, arrojó su cuerpo a la piscina y guardó su vestido manchado de sangre en el maletero del coche. Al día siguiente no recordaba nada.
Vía Muy Interesante
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