No existe nada más valioso que el gran corazón de la Pachamama. Por siglos, los pueblos originarios supieron que el amor de una madre era tan grande como los recursos naturales que recibieron en manos de su progenitora. Sus hijos predilectos fueron los mejores centinelas del planeta Tierra. Ellos despertaron el sentido conservacionista en la Humanidad, navegando por lo azul de las cristalinas aguas, sembrando en lo verde de la hierba y respetando lo rojo del fuego.
Vía Noticias de Ecoportal
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