Sencillamente deja de gustar. Esta es la conclusión a la que han llegado los investigadores de la Penn State University que consideran que un producto tecnológico debe ser original, atrevido y atractivo para convencer a la audiencia, pero en cuanto este se vuelve masivo, ese punto de atracción desaparece y deja de ser interesante.
Vía Muy Interesante
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