Estamos acostumbrados –demasiado– a convivir con gobiernos sumisos a los intereses de los grandes sectores económicos, y ahora que la crisis económica actual afecta a grandes emporios, observamos cómo siempre hay argumentos para echarles una mano, dos o las que hagan falta. Salvar los bancos, rescatar autopistas y –en breve lo veremos– reflotar empresas marca España como Pescanova, son algunos ejemplos donde, como se se ha venido repitiendo, sus pérdidas las soportamos económicamente todas y todos los contribuyentes. En cambio, es menos habitual reflejar que ayudar colectivamente a mantener la cuenta de resultados de estas grandes multinacionales también tienen otras consecuencias para el medio ambiente y nuestra propia salud.
Vía Noticias de Ecoportal
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