Investigadores de la Universidad de las Islas Baleares han puesto tristes a un grupo de voluntarios para observar su reacción mientras interrumpían con sonidos un ejercicio que requería su atención. Los resultados del estudio muestran que se distraían un 200 % más que otros participantes a los que no se les habia inducido la tristeza.
Fuente: Noticias
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