Una de las motivaciones para escribir el presente artículo se dio en el aeropuerto de Bogotá (Colombia), en un viaje de regreso a Lima. Mientras me encontraba en una de las salas de espera donde aproximadamente había cincuenta personas, la mitad tenía fija la mirada en el celular o laptop/tablet, con ese movimiento característico de los dos pulgares pegados al teclado; la atención que ponían en sus aparatitos era expectante, no se daba ningún tipo de comunicación visual, menos oral con sus acompañantes o demás presentes.
Vía Noticias de Ecoportal
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