Dormía bien fresquita y conservada, bajo una inmensa sábana de hielo, pero llegó la hora de despertar. ¡Riiiinggg, sonó el despertador! El sueño de esta bella durmiente ha sido perturbado, si bien se prolongaba demasiado, aunque también es cierto que en tiempo geológico tres millones de años son poco más que una siestecita.
Vía Noticias de Ecoportal
No hay comentarios:
Publicar un comentario