Hoy en día la gran biodiversidad que poseen los países del sur constituye sin duda una clave crucial para buscar adaptarse al cambio climático global, pero mientras persista el negacionismo y la inercia economicista de los responsables de esta crisis ambiental, el futuro seguirá siendo incierto y de alto riesgo para la población mundial, pero sobre todo para los pueblos originarios y comunidades locales más vulnerables que viven de la pequeña agricultura y la ganadería extensiva. Mientras la comunidad internacional siga dubitando, sin lograr acuerdos y compromisos concretos-vinculantes para reducir las emisiones GEI, crecerá el valor de uso y la presión sobre el comercio de los recursos de biodiversidad y sus mecanismos de acceso y control, generando mayores conflictos norte-sur entre los países.
Vía Noticias de Ecoportal
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