Las comunidades de bacterias, musgos y líquenes que habitan los suelos áridos mejoran la infiltración al reducir el agua que escurre por la superficie y frenar los procesos de degradación. Según los investigadores de la Universidad de Almería y de la Estación Experimental de Zonas Áridas, la inoculación de estas especies en zonas desérticas podría ser el primer paso para la regeneración de ecosistemas con déficit hídrico.
Fuente: Noticias
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