Cuando un niño escucha la voz de su madre su cerebro activa muchas más regiones que las que se estimulan al oír otras voces. Un estudio revela que oír la voz materna anima, entre otras, las emociones, el afecto, la memoria, y la recompensa, e impulsa las habilidades comunicativas y sociales de los niños. Los resultados sirven de patrón para entender la percepción del habla en las personas autistas.
Fuente: Noticias
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