domingo, 8 de febrero de 2015

¿De qué te gustaría que habláramos en Xataka Ciencia? La pregunta de la semana

21613El feedback con nuestros lectores es importante en Xataka Ciencia. A veces recibimos mensajes en los que nos solicitan abordar determinados temas o que aclaremos determinados conceptos. Incluso que echemos por tierra algunas pseudociencias.


Sin embargo, nunca hemos visto cómo este proceso lo hacéis de forma colaborativa. Es decir, entre todos y hablando con todos. Así que ésta será nuestra próxima pregunta para todos vosotros: que nos propongáis temas que tratar, que nos señaléis asuntos que aún no hayamos tratado, que nos pidáis que abundemos en otros que sí hayamos tratado. En definitiva:


¿De qué te gustaría que habláramos en Xataka Ciencia?


Recordad que debéis dejar vuestras respuestas en la sección de Preguntas y Respuestas de Xataka Ciencia.


La pregunta de la semana pasada


La semana pasada os preguntamos ¿Crees que en la ciencia todavía hay un sesgo sexista? y éstas han sido las respuestas mejor valoradas:


Mar: "Qué ocurre donde se supone que trabajan mentes preclaras perfectamente informadas acerca de los sesgos y las presiones evolutivas?"


Mi visión y mi experiencia me dice que el sesgo sexista está en la mente de cada persona, básicamente debido a la transmisión cultural y que este sesgo en el ámbito de la ciencia existe a dia de hoy influyendo en la exclusión o baja participación de las mujeres en el mundo de la ciencia.


En los ámbitos en que hay básicamente presencia masculina, como es el caso del área científica, a mi entender persiste esa impronta social y cultural de que las mujeres no tienen la capacidad suficiente para estar para aportar nada importante o incluso pueden ser vistas y juzgadas como un "estorbo". Mas o menos encubiertamente, es decir, sin expresar en voz alta y públicamente (ya que ahora ya es se considera en general impopular hacerlo) creo que existe sesgo sexista en menoscabo hacia las mujeres.


La sociedad (no olvidemos que formada por hombres y mujeres) arrastrando y transmitiendo ese mensaje de inferioridad hacia las mujeres (por hablar solo de sesgo sexista), nunca ha facilitado un cambio en ese sentido y por tanto es un mecanismo que funciona por si solo como una pesada mole que avanza sin que nadie pueda darle un giro, ya que todos/as estamos inmersos en él, incluídas en general las propias mujeres.


Hay opiniones para todos los gustos como es natural, pero el simple hecho de definir "igualdad" ya es el primer tema a desarrollar, experimentar para obtener resultados e ir avanzando hacia el conocimiento de unos "límites" o fronteras actuales y reales. Más adelante nuestra propia evolución ya veremos a donde nos lleva, pues mediante la tecnología ya hemos visto que la fuerza física ya no es un handicap para que las mujeres realicen trabajos que antes eran impensables. Y a la inversa con trabajos que antes no eran concebibles para hombres: cocinero, cuidador, enfermero, etc.


He pensado en una sencilla prueba (aunque a pequeña escala), según el resultado que se obtenga en esta sección quedará confirmada mi visión (y no pretendo influir en ella, pero quiero compartir este pensamiento que me ha surgido en muchos de los post que he leido en esta interesante página y en el que he visto algunos (no se cuantos pero tristemente suficientes) menosprecios, bromas, ironías, sarcasmos, etc., hacia las mujeres en todos los sentidos. Como la mayor afluencia que tiene esta página es masculina quedo a la espera de los resultados más problables que yo ya imagino "a priori", pero no los tendré confirmados hasta ver el final de todos los comentarios (no del mensaje mas votado, aunque tambien ayudará).


chusrubi2: "Pero en general los hombres tienen, han tenido y supongo que tendrán más posibilidad (no total, pero si mas que muchas mujeres) de elegir entre varias opciones (muchas mas que muchas mujeres que no tienen mas que una o ninguna -de desarrollo profesional-).


Muchas mujeres no pueden saber lo que les gusta ni experimentar ni probar como los hombres, porque no tienen ninguna opción ni a asomar la nariz en algún ámbito que crean que les atrae."


He aquí el éxtasis del discurso político sexista actual.


Generalizando, usando palabras como "muchos" para definir un grupo de la sociedad, no poner ningún argumento respaldado de una fuente fiable... Me podrían salir mil chistes machistas con respecto a tu uso de la ciencia (o más bien literatura copiada) en este mismo artículo.


Dejando a un lado la carencia obvia de rigor propio por tu parte, permíteme hacer una lectura de esos dos párrafos citados.


Partimos de la base de que un hombre y una mujer nacen en familias (distintas) de clase media, en la misma generación y en España. Según tú, esto es "lo general".


Lo que tú das a entender es que el hombre va a estudiar ingeniería informática porque puede y le gusta, y la mujer va a estudiar periodismo porque "no tiene ninguna opción ni a asomar la nariz en algún ámbito que crean que les atrae".


Genial. Asombroso. Magistral. Y por suspuesto, ingenioso, agudo y perspicaz argumento.


No hace falta ni tan siquiera "asomar la nariz" a la posibilidad de abrir un debate contigo, al menos en este asunto, por el mero hecho de que lo que escribes no tiene sustento alguno.


No te rindas a las modas absurdas y políticamente correctas.


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La noticia ¿De qué te gustaría que habláramos en Xataka Ciencia? La pregunta de la semana fue publicada originalmente en Xataka Ciencia por Sergio Parra .












Vía Xataka Ciencia

Los halagos son más importantes que el dinero

Business 18107 640Dicen que el dinero puede comprarlo todo, pero lo que más anhela la gente que tiene dinero es comprar reputación, respeto, halagos, amistad (o al menos la mayoría de la gente). Por eso existen tantos millonarios filántropos, o incluso el matrimonio Bill y Melinda Gates han invertido más que en el desarrollo de la medicina que ninguna otra persona de la Tierra.


Y quienes tengan dinero y no lo usen para esta clase de cosas, deberían hacerlo. Porque, en el fondo, lo que nos hace más felices no es tanto el dinero como los halagos, la aceptación social. Lo cual también explicaría que miles de artistas, una vez alcanzado un estatus económico envidiable, continúen trabajando incansablemente.


No lo hacen tanto para obtener más dinero como para mantener su estatus social, la popularidad. Típicas son las historias de profunda desazón en quienes han alcanzado la fama y, progresivamente, la pierden con los años: si bien la riqueza puede perdurar, esa pérdida de fama es lo que verdaderamente hace sufrir al artista.


Cameron Anderson, de la Escuela de Negocios Haas de la Universidad de California, Berkeley, y su equipo ha estudiado la relación entre los diferentes estatus sociales y el bienestar en un nuevo artículo publicado en Psychological Science que viene a confirmar este conjunto de ideas que ya intuíamos.


Dime que me quieres


Concert 336695 640Para realizar el estudio, Anderson se concentró en comparar el estatus económico y la estima del grupo social con el que se relacionan las personas, es decir el grado de respeto y admiración que suscitaban.


Nos interesaba esta idea porque hay abundante evidencia de que un mayor estatus socioeconómico (mayores ingresos o ser más ricos, así como contar con estudios educativos elevados) no aumenta el bienestar subjetivo (o la felicidad) en absoluto. Sin embargo, al mismo tiempo, muchas teorías sugieren que un mayor estatus debe aumentar la felicidad.

El estudio de Anderson se dividió en cuatro. En la primera parte, 80 universitarios que habían formado parte de hermandades fueron encuestados para averiguar tanto su estatus socioeconómico como su posición de liderazgo dentro de su grupo. Si la posición en el grupo era buena, entonces parecía reflejar mayor felicidad que si tenían más dinero.


La segunda parte del estudio replicó los resultados con una muestra de participantes mayor.


En la tercera parte del estudio, se aportó evidencia de que el estatus social y el bienestar en realidad se podía manipular en un entorno experimental. Y finalmente en la tercera parte llevaron a cabo esta manipulación en un entorno real.


¿Por qué la posición social parecía mucho más importante que la posición económica? Anderson sugieren lo siguiente al respecto:


Una de las razones por las que el dinero no compra la felicidad es que las personas se adaptan rápidamente al nuevo nivel de ganadores de la Lotería de ingresos o la riqueza. Por ejemplo, son felices inicialmente, pero luego regresan a su nivel original de la felicidad rápidamente. Este tipo de adaptación no puede simplemente ocurrir con la condición social. Es posible que el ser respetado, tener influencia, sea la clave de la felicidad.

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La noticia Los halagos son más importantes que el dinero fue publicada originalmente en Xataka Ciencia por Sergio Parra .












Vía Xataka Ciencia