sábado, 22 de julio de 2017

Las parejas comparten incluso sus bacterias

Un universo de bacterias que vive en cada centímetro de nuestro exterior y nuestro interior. Las bacterias que viven en nuestro cuerpo, y se aprovechan de él, superan en número a nuestras propias células constituyentes. La proporción es de más de 10 a 1. En términos generales, todo este conjunto vida que nos acompaña se llama microbioma.

Y las parejas acaban compartiéndolo más de lo que se creía, a juzgar por un nuevo estudio realizado al respecto, hasta el punto de que analizando el microbioma se puede saber quién es pareja de quién.

Microbioma conyugal

Este nuevo estudio, realizado por expertos de la Universidad de Waterloo y publicado por la American Society for Microbiology, señala que, solo basándose en los microbios de la piel, era posible determinar quienes eran pareja con un 86% de certeza.

En total, se analizaron muestras de microbios de ombligo, axila fosas nasales, torso, párpados, manos, pies y ombligo, entre otros, de 10 parejas. Según explica explica Josh Neufeld en un comunicado:

Es el primer estudio que logra identificar las regiones de la piel con los microbiomas más similares en las parejas. En retrospectiva, tiene sentido, compartir casa probablemente sirve como una forma de intercambio microbiano con la pareja, y hasta con la propia casa. El estudio es parte de un enfoque de investigación más amplio dirigido a comprender cómo el microbioma de la piel se adapta y cambia con el anfitrión. En última instancia lo que estamos tratando de aprender es si los microorganismos de la piel han co-evolucionado con sus anfitriones con el tiempo.

Imagen | tjmwatson413873364_629c5d9f59_o.jpg

También te recomendamos

Así de sangrienta puede ser una infidelidad entre pingüinos

Los problemas de nacionalidad de los microbios de nuestro cuerpo

Lluvia de miles de dólares: los jugadores españoles que arrasaron con los premios de 2016

-
La noticia Las parejas comparten incluso sus bacterias fue publicada originalmente en Xataka Ciencia por Sergio Parra .



Vía Xataka Ciencia