jueves, 14 de mayo de 2020

Si matamos microbios aumentando nuestra temperatura corporal, ¿por qué no mantenerla siempre alta?

Si matamos microbios aumentando nuestra temperatura corporal, ¿por qué no mantenerla siempre alta?

La fiebre es un aumento de la temperatura corporal por encima de lo que se considera normal (entre 35 y 37,5 °C). La fiebre surge en respuesta a una infección por bacterias o virus y actúa como una respuesta adaptativa que ayuda al cuerpo a combatir estos microorganismos.

Básicamente, el aumento de temperatura permite acabar con muchos microbios. Entonces, ¿por qué sencillamente no vivimos un poco más calientes para así evitar estar permanentemente infectados por ellos?

Gasto energético

La respuesta por la que no elevamos nuestra temperatura corporal uno o dos grados centígrados a fin de defendernos preventivamente de los microbios invasores básicamente es que resulta demasiado costoso.

Como explica Bill Bryson en su libro El cuerpo humano, solo elevar nuestra temperatura corporal 2 ºC de manera permanente supondría un requerimiento de energía alrededor de un 20 %:

La temperatura que tenemos representa una razonable solución de compromiso entre utilidad y coste (como ocurre con la mayoría de cosas), y, de hecho, incluso nuestra temperatura normal resulta bastante eficaz a la hora de mantener a raya a los microbios. Baste pensar con qué rapidez empiezan estos a pulular y a devorarnos cuando morimos: ello se debe a que nuestro cuerpo inerte decae a una deliciosa temperatura que constituye una auténtica invitación para ellos, como un pastel que se deja enfriar en el alféizar de una ventana.

También se produce vasoconstricción para conservar el calor y un aumento de producción de calor a través de la contracción muscular. Por eso, a veces tenemos temblores.

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La noticia Si matamos microbios aumentando nuestra temperatura corporal, ¿por qué no mantenerla siempre alta? fue publicada originalmente en Xataka Ciencia por Sergio Parra .



Vía Xataka Ciencia

Mejorada la respuesta inmunitaria contra el virus respiratorio sincitial

La revista Science publica hoy una investigación, con participación española, sobre un nuevo método para obtener antígenos capaces de generar anticuerpos más potentes contra el virus respiratorio sincitial, que causa infecciones de los pulmones y en el aparato respiratorio. Su prevalencia es muy alta: la mayoría de los niños ya han sido infectados cuando rondan los 2 años.



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Esta es la ‘huella’ de la dieta mediterránea que predice la enfermedad cardiovascular

Un equipo internacional de expertos ha descrito por primera vez los metabolitos que advierten de la aparición de infarto de miocardio e ictus en la población de España y EE UU. El conocimiento adquirido podrá ser útil en el futuro para individualizar mejor la dieta ideal para la prevención de la enfermedad cardiovascular.



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Los mirlos de ciudad no están más estresados que los que viven en el campo

Un equipo de científicos españoles ha estudiado el estrés fisiológico que experimentan los mirlos en ambientes urbanos y naturales y revela que no existen diferencias entre ambas poblaciones. Para los investigadores es importante analizar la reacción de las especies para conocer los efectos de la urbanización de los espacios naturales.



Fuente: Noticias

A pesar de todo, vamos a un escenario en el que llevar mascarillas debería ser algo común

A pesar de todo, vamos a un escenario en el que llevar mascarillas debería ser algo común

Es importante destacar que los pacientes con COVID-19 son más infecciosos en los primeros días de la enfermedad, y que esos primeros días pueden mostrarse escasos síntomas de haber enfermado, cuando no ninguno.

De este modo, la profilaxis parece ser una necesidad sistémica porque sencillamente muchas veces no vamos a saber si somos focos de contagio o no.

Cuando hablamos, pequeñas microgotas son expulsadas por la boca. Si eres infeccioso, estas gotas transportan partículas de virus. Solo las gotas más grandes terminan sobreviviendo antes de secarse y convertirse en gotículas que son 3-5 veces más pequeñas que la gota original

Si se tiene COVID-19 y toses en alguien a una distancia de 20 centímetros, usar una máscara de algodón reducirá la cantidad de virus que transmite a esa persona en más del 90%

¿Hay que usarlas obligatoriamente?

¿Cómo lograr que todas o la mayoría de las personas usen mascarillas? Se puede tratar de educar a la ciudadanía o intentar persuadirla, pero un enfoque más efectivo es exigirle que usen una mascarilla, ya sea en entornos específicos como el transporte público o las tiendas de comestibles o incluso en todo momento fuera de casa.

Algunos han afirmado que hacer que las personas usen mascarillas fomentará un comportamiento de riesgo (por ejemplo, salir más, lavarse las manos menos), con un resultado negativo neto.

Argumentos similares se han hecho anteriormente para las estrategias de prevención del VIH y las leyes de cascos de motocicleta. Sin embargo, la investigación del mundo real sobre estos temas sugiere que, aunque algunas personas responden con comportamientos más arriesgados, a nivel de la población hubo una mejora general en la seguridad y el bienestar.

Si bien no todas las pruebas científicas respaldan el uso de mascarillas (por ejemplo, un estudio experimental en cuatro participantes a los que se les pidió toser activamente sobre placas Petri mostró que el uso de mascarillas quirúrgicas o de algodón no evitó la dispersión de partículas del SARS-Cov-19), la mayoría apunta en la misma dirección. La evaluación de esta evidencia nos lleva a una conclusión clara: mantén tus gotitas de saliva para ti mismo, usa una mascarillas.

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Vía Xataka Ciencia

Según la OMS, pasarán cuatro o cinco años antes de que COVID-19 esté bajo control

Según la OMS, pasarán cuatro o cinco años antes de que COVID-19 esté bajo control

"Pasarán cuatro o cinco años antes de que COVID-19 esté bajo control", ha pronosticado este miércoles el principal científico de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en una sombría evaluación de las dificultades que se avecinan.

Estas duras declaraciones las ha vertido Soumya Swaminathan, una pediatra india y científica clínica conocida por su investigación sobre la tuberculosis. Swaminathan ha sido Científica en Jefe de la Organización Mundial de la Salud desde marzo de 2019.

Estos pronósticos se vuelven más sombríos ahora que conocemos datos más concretos sobre todas las personas que ya han sido contagiadas en España gracias a un estudio de seroprevalencia: se estima que solo un 5 %, a pesar de ser uno de los países más castigados del mundo. Si aspiramos a tener inmunidad de rebaño, pues, hemos de asumir que todavía estamos al principio de la pandemia.

Es cierto que ahora sabemos más que antes, estamos más preparados, pero también parece cierto que si relajamos las medidas de confinamiento, es bastante probable que volvamos a tener muchas víctimas o sistemas de salud colapsados. Y no relajar las medidas de confinamiento implica enfrentarnos a otra sombría epidemia: la de índole económica.

Alemania, por ejemplo, ya toma medidas para confinar de nuevo a la sociedad después de los resultados en forma de contagios que ha tenido lugar por el desconfinamiento.

Factores implicados

Muchos factores determinarán por cuánto tiempo y en qué medida el virus continuará siendo una amenaza, incluyendo si hay mutaciones, qué medidas de contención se implementan y si se desarrolla una vacuna efectiva. Todo esto, obviamente, no es una certeza... la pandemia, potencialmente, podría empeorar y se tardaría entonces más de cuatro o cinco años.

Una vacuna parece por ahora la mejor salida, pero hay muchas dudas sobre su eficacia y seguridad, así como su producción y distribución equitativa. Una vacuna también podría dejar de funcionar si el virus mutara.

No significa que no podamos controlar el virus, eventualmente, pero sí significa que tendremos que tomar todas las medidas posibles para evitar que se propague después de que se hayan aliviado los bloqueos. Solo se necesitará que una pequeña cantidad de personas que se niegue a usar mascarillas o que incumpla en distanciamiento social para desencadenar más brotes locales.

Peter Piot, profesor de salud global en la London School of Hygiene and Tropical Medicine, comparte los pesimistas pronósticos de Swaminathan, y recuerda que a día de hoy la especie humana solo ha controlado erradicar una enfermedad mediante una vacuna: la viruela.

El director de emergencias de la OMS, Mike Ryan, también ha advertido que resulta muy difícil predecir cuándo controlaremos el virus: incluso si se encuentra una vacuna, tener bajo control el virus requerirá un 'esfuerzo masivo'. Si bien hay más de 100 vacunas potenciales en desarrollo, Ryan ha recordado que hay otras enfermedades, como el sarampión, que aún no se han eliminado a pesar de que existen vacunas para ellas.

También se ha cuidado de advertir de que debemos dejar atrás el pensamiento mágico u optimista de que el confinamiento es una estrategia que siempre funciona perfectamente y que el desconfinamiento significa que las cosas irán a mejor. Ciertamente, nos enfrentamos a la mayor de las incertidumbres en ese sentido.

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Vía Xataka Ciencia