domingo, 12 de junio de 2016

¿Por qué Mercurio no es el planeta más caliente del Sistema Solar?

El Sol1 En el gran esquema del Sistema Solar, la mayor fuente de energía, con diferencia, es el Sol. Y, generalmente, asumimos que el planeta más caliente del Sistema Solar es Mercurio, porque es el que queda más próximo al Sol.

Sin embargo, esto no es así, y ese premio debe llevárselo otro mundo.

Mercurio es muy caliente, y completa una órbita completa al Sol en solo 88 días terrestres, alcanzando temperaturas que superan los 400 ºC en su región más ardiente.

Sin embargo, como Mercurio gira muy lentamente sobre sí mismo, las zonas oscuras donde no incide el sol permanecen así durante mucho tiempo, lo que se traduce en que allí se alcanzan tempraturas por debajo de los -100 ºC.

Venus el ardiente

Comparacionmevetima Comparación de los planetas internos, de izquierda a derecha Mercurio, Venus, Tierra y Marte.

Pero ¿qué sucede con Venus? Se encuentra aproximadamente dos veces más lejos que el Sol que Mercurio. Tarde 225 días terrestres en orbitar al astro rey. Y aún gira sobre sí mismo más lentamente que Mercurio.

Y, sin embargo, cuando se mide la temperatura de Venus, hay una sorpresa: Venus tiene la misma temperatura en todo momento, tanto de día como de noche, en un promedio 462 °C, lo que lo convierte en un planeta más caliente que Mercurio.

Este dato desconcertó a los astrónomos, porque Venus no era lo suficientemente grande como para generar su propio calor, y sin embargo era más caliente durante la medianoche que la temperatura registrada al mediodía en Mercurio. ¿Cuál era el problema?

La diferencia importante aquí entre Mercurio y Venus puede dividirse en dos:

  • Mercurio es mucho menos reflectante que Venus.
  • Mercurio no tiene atmósfera, mientras que Venus tiene una atmósfera muy espesa.

El albedo

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El cálculo de cuánto refleja o absorbe la radiación un objeto se conoce como su albedo, que proviene de la palabra latina albus, que significa blanco. Un objeto con un albedo de 0 es un absorbente perfecto, mientras que un objeto con un albedo de 1 es un reflector perfecto. Todos los objetos físicos tienen un albedo entre 0 y 1.

Por ejemplo, a pesar de su blancura nocturna, el albedo promedio de la Luna es de sólo 0,12, lo que significa que sólo el 12% de la luz que le llega se refleja, mientras que el otro 88% se absorbe.

Mercurio resulta ser similar a la Luna (albedo 0,119), mientras que el albedo de Venus es, con mucho, el más alto de todos los cuerpos planetarios del Sistema Solar (0.90). Así que no sólo Mercurio recibe cuatro veces más energía por unidad de superficie, sino que absorbe casi nueve veces más de la luz solar que recibe Venus.

Si nos fijamos entonces en la atmósfera de ambos planetas, como hemos dicho Mercurio no tiene apenas, y Venus tiene una muy densa. Es decir, que todo el calor que recibe Mercurio y que es reflejado, se irradia al espacio. Pero en el caso de venus, el calor rebota en la atmósfera. Debido, pues, al intenso efecto invernadero al que está sometido Venus, éste se convierte así en el planeta más caliente del Sistema Solar.

Vía | Medium

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La noticia ¿Por qué Mercurio no es el planeta más caliente del Sistema Solar? fue publicada originalmente en Xataka Ciencia por Sergio Parra .



Vía Xataka Ciencia

¿Por qué tenemos tantas pesadillas?

Ghosts 572038 960 720 Todavía no hay consenso a propósito del origen de los sueños mientras dormimos. ¿Son un efecto secundario del proceso de reordenación de información del cerebro mientras descansamos? Probablemente.

Sin embargo, todavía resulta más inquietante la siguiente pregunta: ¿por qué esos sueños son tan frecuentemente negativos? ¿Por qué sufrimos pesadillas en las que en cualquier momento podría aparecer Freddy Krueger.

No son tantos

En realidad no sufrimos tantas pesadillas como creemos. Hemos de tener en cuenta que cada noche soñamos, y que solemos recordar con más viveza únicamente los sueños más extraños. Según los estudios del científico del sueño William Domhoff, de la Universidad de California, el 80% de los sueños suelen ser historias completamente normales.

Además, la gente que suele aparecer en los sueños es conocida en su mayor parte, y un 20% de ellos son miembros de tu propia familia. Alrededor del 50% son amigos. Si aparece un famoso, un fenómeno anómalo, tiene una aparición breve, sin apenas peso en la trama.

En la mayoría de los sueños, nosotros somos los protagonistas.

Estos porcentajes dan fuerza a la llamada hipótesis de la continuidad, es decir, que la mayoría de los sueños son una continuación, más o menos alterada, de lo que sucede en nuestra vida diaria.

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Sueños de mal rollo

Sea como fuere, en los sueños hay momentos muy raros, y también siniestros. El índice de criminalidad en tus sueños es más elevado que en cualquier ciudad del mundo real. Y en los sueños son comunes los sentimientos de miedo, estrés o ansiedad. Ante lo cual cabe preguntarse: ¿tener malos sueños tuvo algún beneficio evolutivo y por eso existen en tal proporción?

No lo sabemos con seguridad, pero se han abordado diversas conjeturas. Una de ellas la elabora Richard Wiseman en su libro sobre el estudio de los sueños Escuela noctura:

varios científicos del sueño plantearon la hipótesis de que estos escenarios negativos no estaban pensados para atemorizar, sino para ayudar a la persona a afrontar las preocupaciones y los temores cotidianos. Se postularon varias versiones de esta teoría de "los sueños como terapeutas nocturnos".

Para probar esta hipótesis se han llevado a cabo muchos experimentos, uno de los cuáles ya se ha convertido en clásico. Fue realizado con un grupo de voluntarios al que se les pasó una película de una autopsia. Después se dividió al grupo en dos y pasaron todos la noche en un laboratorio del sueño. A uno de los grupos se les despertaba siempre cuando empezaba a soñar. Al otro, no.

A la mañana siguiente, se volvió a pasar la película de la autopsia, y todos tuvieron que calificar la ansiedad que les provocaba su visionado:

Según la teoría de "los sueños como terapeutas", los voluntarios a los que se dejó que soñaran durante la noche habrían tenido la oportunidad de afrontar la ansiedad que les generó el primer pase de la película, y la segunda vez no deberían sentirse tan angustiados. Y esto fue exactamente lo que observaron los investigadores.

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Las jabalinas tímidas son mejores madres

Los jabalíes son grandes mamíferos con una alta capacidad reproductora que varía en función de la disponibilidad de comida, pero también de los rasgos de la personalidad de cada hembra adulta. Un equipo de científicos austríacos ha analizado el comportamiento de 57 jabalinas, protagonistas de #Cienciaalobestia, y concluye que, en los años de abundancia alimentaria, las madres más tímidas son más cuidadosas y protectoras con sus crías.



Fuente: Noticias

¿De qué sirve enfadarse?

Anger 794697 960 720 Todos nos hemos enfadado en alguna ocasión. Hemos gritado, hemos lanzado toda clase de maldiciones, se nos ha puesto la vena de la frente muy gorda. Pero ¿por qué? ¿Cuáles son las raíces evolutivas de este comportamiento? ¿De qué ha servido que nuestros ancestros se enojaran del modo en que lo hacemos?

Al parecer, la forma más rápida que tiene nuestro cerebro de que cambie nuestro alrededor (es decir, lo que nos enfada) es la emoción.

Cuando nos enfadamos, tal y como señalan los estudios de Charles Carver y Eddie Harmon-Jones con escáneres cerebrales, se incrementa la actividad en el córtex obitofrontal, una región del cerebro relacionada normalmente con el control de las emociones y la conducta orientada a objetivos.

Esto está muy bien, pero ¿la ira tiene un servicio a nivel fisiológico?

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Al parecer, sí, tal y como se desprende de los estudios llevados a cabo por Miguel Kazén y sus colaboradores de la Universidad de Osnabrück: las preocupaciones o amenazas nos producen estrés, pero la ira que experimentados cuando nos enfadamos reduce nuestros niveles de cortisol, la hormona del estrés, lo que disminuy a su vez el daño potencial causado por el estrés.

Dean Burnett ofrece una posible explicación de esta paradójica observación en su libro El cerebro idiota, aludiendo a que ciertos estudios sugieren que la ira produce un aumento de actividad en el hemisferio cerebral izquierdo, en el córtex cingular anterior y el córtex frontal:

Estas son regiones asociadas con la producción de motivación y de conductas reactivas. Están presentes en ambos hemisferios del cerebro, pero realizan tareas diferentes en cada uno de ellos; en el hemisferio derecho, producen reacciones negativas, de evitación o de retirada ante cosas desagradables, mientras que, en el izquierdo, generan comportamientos positivos, activos, de acercamiento.

Es decir, una parte de nuestro cerebro dice "huye, retrocede, ocúltate" y la otra parte dice: "no voy a aguantar más esto, hay que ponerle remedio":

Es más probble que, en las personas que tienen una personalidad más extrovertida y que se sienten más seguras de sí mismas, el que domine sea el lazo izquierdo, mientras que en las de tipo más neurótico o introvertido, el derecho sea el dominante.

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