miércoles, 15 de agosto de 2018

El punto de inflexión afectivo o el "ha llegado la hora de dejar creer absurdeces"

Cuando alguien siente amenazada una opinión, sobre todo si se ha mentenido durante largo tiempo y está profundamente conectada con su ideología, sus creencias o sus sentimientos, entonces acostumbra a doblar su apuesta y reúnen munición para enfrentarse a la información discrepante.

De lo contrario, podemos parecer incoherentes, que es lo peor que nos puede pasar (cuando en realidad es lo que somos prácticamente todo el tiempo).

El emperador va desnudo

A veces ni siquiera importa que nuestros datos, los hechos, la lógica y el razonamiento estén de nuestra parte, porque hay una serie de mecanismos psicológicos que se activan para evitar la amenaza a nuestra identidad y nuestra coherencia, como el razonamiento motivado o la disonancia cognitiva.

Sin embargo, llega un punto que nuestra opinión es tan absurdamente contraria a los hechos que se derrumba. A este fenómeno se le denomina punto de inflexión afectivo. La opinión, entonces, aunque nos cueste mucho admitirlo, resulta imposible de sostener, porque pareceremos más idiota sosteniéndola que admitiendo que estábamos equivocados (sí, aunque debería ser al contrario, admitir un error y enmendarlo es signo de poca inteligencia).

Un ejemplo de ello es seguir manteniendo que fumar no es nocivo para la salud o que las autoridades sanitarias están exagereando, algo que se mantenía públicamente en muchos foros hace pocas décadas. Lo explica así el psicólogo cognitivo Steven Pinker en su libro En defensa de la Ilustración:

El punto de inflexión depende del equilibrio entre la gravedad del daño que causaría la renuncia a la opinión a quien la profesa y el hecho de que las evidencias en contra sea tan flagrantes como para ser del dominio público: un emperador desnudo o un elefante en una habitación. (... ) Eso es lo que está empezando a ocurrir con la opinión pública sobre el cambio climático. Y poblaciones enteras pueden cambiar cuando un núcleo crítico de personas influyentes a las que es posible persuadir cambian de opinión y todos los demás las siguen, o cuando una generación es reemplazada por otra que no se aferra a los mismos dogmas.

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La noticia El punto de inflexión afectivo o el "ha llegado la hora de dejar creer absurdeces" fue publicada originalmente en Xataka Ciencia por Sergio Parra .



Vía Xataka Ciencia

Gracias a este papiro tenemos a un testigo ocular de cómo se construyó la Gran Pirámide

Pyramids 2371501 960 720 ¿Los egipcios disponía de una tecnología demasiado para su época? ¿Las pirámides fueron construidas por extraterrestres? ¿Son puertas a las estrellas? A pesar de que algunos medios se empecinen en otorgar una aureola de misterio a esas preguntas, las hipótesis científicas al respecto no son tan fantasiosas. Y, de hecho, ya hace un buen puñado de meses que tenemos pruebas bastante sólidas para responder a esas preguntas

Tenemos una respuesta en forma de rollos de papiro encuadernados de 4.600 años de antigüedad, los papiros más antiguos que se hayan encontrado jamás. Son el diario de uno de los gerentes que ayudó a construir la Gran Pirámide. El único relato de un testigo ocular de la construcción.

Construcción

La Gran Pirámide de Egipto es la última de las Siete Maravillas del Mundo. Casi 147 metros de altura y 230,4 metros de lado (ahora es un poco más pequeña debido a la erosión). Construido a partir de aproximadamente 2,3 millones de piedras de granito transportados desde cientos de kilómetros de distancia.

Ahora sabemos cómo hicieron todo eso gracias a las notas tomadas por un hombre llamado Merer. Describe, entre otras cosas, una parada de su tripulación de 200 hombres en Tura, o Maaasara, en las canteras de piedra caliza de la costa oriental del golfo de Suez, y cómo llenan su barco para el viaje de 13-17 kilómetros de vuelta río arriba, a Giza. Dado que este tipo de piedra caliza se utilizó para la cubierta exterior de la pirámide, se cree que el diario documenta el trabajo en la tumba durante el último año de la vida de Keops, alrededor de 2560.

a investigación de este diario por parte de los arqueólogos fue publicada en un artículo de la revista Near Eastern Archaeology. En este artículo se explica que el documento comprende más de 300 fragmentos de diversos tamaños y aporta detalles acerca de las actividades diarias del inspector de obras a lo largo de varios meses.

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Aparte de la información sobre sus actividades diarias como inspector, el diario de Merer (y otros diarios hallados en el mismo yacimiento) también aportan interesantes revelaciones y datos. Como escriben los arqueólogos en su artículo:

El autor del diario de Merer también menciona su nuevo destino en un importante centro logístico y administrativo, ‘Ro-She-Khufu’, que al parecer funcionaba como una parada obligada cercana a la meseta de Guiza. Se especifica concretamente que este lugar estaba bajo la autoridad de un funcionario de alto rango, Ankhhaef, medio hermano de Khufu que era además su visir y “jefe de todas las obras del rey” al final de su reinado. Otros diarios hallados en el mismo archivo también aportan información sobre otras misiones llevadas a cabo por el mismo equipo de marineros a lo largo del mismo año, entre las que destaca la construcción de un puerto en la costa del Mediterráneo.

El uso de normes martillos hechos de diorita negra, la escritura clara y ordenada del jeroglíficos de los papiros, que son como hojas de cálculo de Excel del mundo antiguo... todo apunta a que la construcción de las pirámides requirió una gran dosis de organización y ambición, pero en ello no hay rastro de sobrenaturalidad o anormalidad para las capacidades de la época.

Otro misterio es: ¿quién construyó la Gran Pirámide? Esta pregunta fue respondida probablemente en la década de 1980 por Mark Lehner, quien descubrió un área residencial capaz de albergar a unas 20.000 personas a pocos metros de las pirámides. Antes de ese hallazgo, había escasa evidencia de la población masiva de trabajadores que se habría requerido para construir la tumba. El estudio de la relación "ganado por cerdo" reveló la diversidad de la población que vivía allí: la carne era la comida de la élite; cerdos de la persona que trabaja, y Lerhner descubrió que "la proporción de ganado por cerdo para todo el sitio es de 6: 1, y para ciertas áreas 16: 1," una distribución plausible para un equipo de construcción".

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Vía Xataka Ciencia