viernes, 3 de enero de 2020

¿Cuál es la diferencia entre un colorante y un pigmento? Todo depende del tamaño de las partículas

¿Cuál es la diferencia entre un colorante y un pigmento? Todo depende del tamaño de las partículas

Los colores se dividen en dos grupos que no deben confundirse aunque a priori nos parezcan lo mismo: los colorantes y los pigmentos. Los colorantes son sustancias que se disuelven en agua o cualquier otro solvente y se emplean para teñir tejidos, para dibujar sobre papel y para colorear alimentos.

Los pigmentos, sin embargo, al tener partículas más grandes que las de los colorantes, no se disuelven, sino que se dispersan en el líquido, y se emplean tanto para pintar como base para los cosméticos.

Pardo Van Dyck

Otra forma de resumirlo es la que propone Riccardo Falcinelli en su libro Cromorama:

En otras palabras, el jugo extraído de las plantas es un colorante con el que se empapa el tejido, y se fija después para que no se destiña con los lavados; las tierras o las piedras molidas son pigmentos, y se mezclan con otras sustancias como el yeso, el huevo y el aceite para elaborar pastas aplicables mediante pincel.

Ironoxidepigmentusgov

Los primeros pigmentos que el ser humano usa son las tierras, porque obtenerlas fue relativamente fácil: bastaba con excavar. A ellas se recurre desde tiempos remotos para pintar o para cambiar de aspecto los artefactos. De las plantas, en cambio, se extraen sustancias adecuadas para colorear el papel, los alimentos y los tejidos: del azafrán, por ejemplo, se extraen muchos tonos que van del amarillo al naranja.

Otras tintas proceden del reino animal, como el rojo proviniente de la cochinilla, que hoy en día es también uno de los colorantes alimentarios más usados, comercializado con el nombre de E-120: ositos de goma, zumos de fruta... incluso el Strawberry Frapuccino del Starbucks (hasta que los veganos protestaron y dejaran de usar cochinilla para que se empezara a usar aditivo sintético).

Todos los colores, por eso, tienen nombres muy singualres, como pardo Van Dyck, amarillo cadmio, azul ultramar, tierra de Siena. Por ejemplo, existen tres tipos de blanco: zinc, titanio y plomo. Estos nombres evocan no tanto las apariencias cromáticas como su origen.

Tierra de Siena, de la localidad donde en tiempos abundaba ese mantillo ferroso; pardo Van Dyck, en homenaje al pintor que usó mejor ese tono oscurilo; amarillo cadmio, porque se elabora patiendo de sulfuro de cadmio... de algún modo, sus nombres son certificados de procedencia.

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La noticia ¿Cuál es la diferencia entre un colorante y un pigmento? Todo depende del tamaño de las partículas fue publicada originalmente en Xataka Ciencia por Sergio Parra .



Vía Xataka Ciencia

Norbert Wiener, el "chico más brillante del mundo" que pensó que una máquina y un cerebro eran lo mismo

Norbert Wiener, el

Cuando Norbert Wiener (1894 - 1964) escribió sus sendas memorias las tituló, respectivamente, "Ex niño prodigio: Mi infancia y juventud" y "Soy un matemático: La vida posterior de un niño prodigio".

A primera vista pudiera parecer que Norbert era ciertamente una persona muy pagada de sí misma, pero no es así. No se autodenominaba prodigio solo por capricho. Lo era. Y ya con catorce años, sus compañeros de clase lo calificaban como el "chico más brillante del mundo".

Cibernética

Tutelado por su padre, un catedrático de la Universidad de Harvard, Norbert estudió Matemáticas en Tufts, Zoología en Harvard y Filosofía en Cornell. También profundizó en la lógica simbólica y los Principia Mathematica con el mismo Bertrand Rusell, que no tenía palabras amables: "El joven ha sido muy adulado y se cree Dios Todopoderoso".

Más tarde, impartiría clases de matemáticas en la facultad del MIT. Su aspecto era el de un hombre bajito y rechoncho con bigote y perilla. Su especialidad fue la predicción de movimientos que parecían impredecibles, como las fluctuaciones en los receptores del radar.

Por ello, formó parte de los equipos clandestinos de matemáticos que trabajaron en perfeccionar el control de fuego de los cañones antiaéreos durante la Segunda Guerra Mundial.

Su otra gran obsesión fue la cibernética, la ciencia que estudia el funcionamiento de los mecanismos y las conexiones nerviosas de los seres vivos. No en vano, su primer libro se tituló precisamente Cibernética, publicado en otoño de 1948 tanto en Estados Unidos como en Francia.

Norbert Wiener2

El libro era abstruso, pero fue un fenómeno editorial porque planteaba temas inquietantes que era noticia diaria: el advenimiento de las primeras computadoras.

El hecho de que nacieran los primeros cerebros mecánicos realmente poderosos hizo que Robert, más interesado a veces en la filosofía que en la realidad matemática, concediera entrevistas en revistas como Time, donde declaraba que "cuanto mejores máquinas calculadoras construyen los hombres, y cuanto más estudias estos su propio cerebro, más se parecen unas y otros".

A su juicio, una nueva era de máquinas inteligentes devaluaría el cerebro humano como antaño las másquinas de las fábricas habían devaluado sus músculos. Después de todo, para Robert el cerebro solo era una máquina lógica que podía imitarse, e incluso superarse. La única diferencia es que la primera usaba neuronas, y la segunda relés.

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