En un altísimo porcentaje de los niños se observa un rechazo innato a probar alimentos nuevos, un fenómeno denominado neofobia alimentaria o también la "paradoja del omnívoro", ya que a pesar de que los humanos necesitamos una alimentación variada y somos capaces de adaptarnos a cualquier dieta se observa esta tendencia a considerar una amenaza muchos ingredientes de la dieta. Para el profesor David Benton, de la Universidad de Wales Swansea, se trata de un mecanismo de supervivencia heredado de nuestros antepasados que, inconscientemente, disuade a los seres humanos a edades tempranas de probar alimentos que podrían ser tóxicos.
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