Asusta dejar de flotar -hundirnos lentamente en realidad- en aguas que parecen mansas, para empezar a nadar en aguas agitadas, porque podríamos no llegar a la orilla y ahogarnos en el camino. Aunque está cada vez más claro que sólo flotando tampoco llegaremos a ningún lado, sino que más bien nos hemos estado hundiendo de una forma menos perceptible.
Vía Noticias de Ecoportal
No hay comentarios:
Publicar un comentario