Hoy en día, la refrigeración de los ordenadores consume incluso más energía que el propio hardware. Los sistemas de enfriamiento convencionales se basan en ventiladores situados sobre disipadores (productos de alta conductividad térmica) que expulsan el calor recibido al exterior. Estos son por lo general costosos, ineficaces y contaminantes, por lo que los investigadores están desarrollando métodos alternativos entre los que destaca el flujo de agua hasta el corazón del equipo.
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