
Teresa Belta y Esther Priyadharshini, de la Universidad de East Anglia (Reino Unido), han demostrado que estar siempre ocupados, sobre todo durante la infancia, impide desarrollar la imaginación. Por el contrario, aburrirse y no hacer nada es positivo para el cerebro. Mientras contemplamos las musarañas y permanecemos desocupados se activan unos circuitos neuronales que forman la llamada “red por defecto”, descubierta en 2011 por Raichel y Shculman.


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Muy Interesante
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