Una explosión había dejado marcada la cara del químico italiano Ascanio Sobrero en 1840. Fue en París, en el laboratorio de Théophile-Jules Pelouze, mientras estudiaba la acción del ácido nítrico sobre diversas sustancias y analizaba algunos explosivos que así se obtenían, como la nitrocelulosa. Otro miembro de esa familia es la nitroglicerina (1,2,3-trinitroxipropano), que él mismo descubriría en 1847.
Vía Muy Interesante
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