La base belga Princesa Elisabeth, en la Antártida, es la primera estación de investigación científica del mundo que no emite dióxido de carbono a la atmósfera. A 220 kilómetros de la costa, sobre un macizo de granito de 1,382 metros de altura, la geométrica estructura metálica se destaca como un punto extraviado sobre el blanco inmaculado del Polo Sur.
Vía Noticias de Ecoportal
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