La iluminación nocturna en exceso, mejor conocida como contaminación lumínica, se ha convertido en parte cotidiana de la vida de los citadinos, inclusive en una ciudad como Cuernavaca. Las lámparas de la calle, los anuncios publicitarios, los faros fluorescentes de automóviles, estacionamientos y negocios y casas contribuyen a este fenómeno. Convertimos la noche en día y, de paso, creamos contaminación lumínica que bloquea el cielo estrellado nocturno.
Vía Noticias de Ecoportal
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