Cuando se nos presenta la oportunidad de redescubrir sabores de la infancia, comidas tradicionales de las abuelas o productos recién cogidos de la huerta y llevados a la mesa, siempre nos resulta un placer reconocer como auténtico lo que consumimos: huevos, lácteos, verduras, legumbres, miel… pueden ser alimentos que llamamos “de verdad” al compararlos con los que adquirimos habitualmente en los supermercados, que tienen buen aspecto pero un sabor artificial, desconocemos su proceso y en cuanto salen de las cámaras frigoríficas se estropean.
Vía Noticias de Ecoportal
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