Puede ser usada para denotar que confías mucho en alguien o, como es más común, porque definitivamente no le crees tanto a una persona. Pero sea para bien o para mal ¿de dónde salió la frase? Pues bien todo empezó en la Edad Media cuando se practicaban los “Juicios de Dios”. A los acusados se […]
Vía Curiosidades
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