Los astrónomos han creído durante mucho tiempo que nuestra Luna se formó después de una colisión entre la Tierra y otro planeta llamado Theia hace unos 4.500 millones de años, pero los estudios sobre la Tierra y las rocas lunares sugerían lo contrario. Ahora, un nuevo análisis de la composición de las rocas lunares recogidas por los astronautas de las misiones Apolo pueden ayudar a resolver finalmente este misterio.
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