miércoles, 3 de septiembre de 2014

El secuestro del Agua en Chile

De agua venimos, y de agua somos. Agua en el cerebro, vertiginoso océano que forja las rutas para los barquitos del pensamiento y la imaginación. La vida emergió de los océanos y del útero los cuerpos que la animan. Agua en las lágrimas y agua en las células; cuerpos químicamente hermanos del mar. Somos agua que piensa, agua que ríe, y agua que transita por el mundo. “La vida es agua organizada”, decía Jacques Costeau. No nos bañamos dos veces en el mismo río, dijo Heráclito, comparando el fluir de la vida con el fluir del agua. Todo fluye, sobre todo el agua. El filosofo Jordi Pigem, escribe: “El agua que hoy se evapora cae como lluvia en otro lugar en unos diez días, en un ciclo que cada tres milenios hace circular por la atmósfera un volumen de agua equivalente al de todos los océanos. El agua circula y tiende a lo circular: la gota quiere ser esférica, el estanque responde a la piedra con ondas concéntricas, los remolinos fluyen en espiral, los meandros, calas, bahías y golfos labran curvas y semicírculos”. El agua nos concede la vida y nos une. Sería imposible concebir la cultura china sin el Río Amarillo y el Yangtsé, o imaginar a la cultura índica sin el Indo y el Ganges, Mesopotamia sin los ríos que la abrazaban, Egipto sin el Nilo o Grecia sin el Egeo. Sin agua nada nace, solo habría tierra seca, el desierto de Nietzsche colapsaría las puertas, los cielos no regalarían arcoíris y las plantas sus frutos. Sin embargo, el agua también ha sido secuestrada por cuatreros que la secan, tipos que sólo les interesa el agua en la liquidez del capital y en el sello de agua de los billetes. Las guerras por el agua ya están ocurriendo.






Vía Noticias de Ecoportal

No hay comentarios:

Publicar un comentario