El “caraísmo” (face-ism) o la valoración de las personas mediante sus atributos faciales o rasgos de la cara tiene consecuencias reales a nivel práctico. Según un nuevo estudio de la Universidad Carnegie Mellon (EEUU) publicado en la revista Cell Press, las opiniones basadas en el rostro de un desconocido pueden inclinarnos, en el ámbito político, por ejemplo, a votar al candidato que, por su rostro, nos parezca más fiable.
Vía Muy Interesante
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