En la lucha contra la hipertensión, los dietistas normalmente suelen reducir la sal de las comidas (de tres a seis gramos de sal al día es la cantidad óptima para la salud) como medida preventiva. Un nuevo estudio estadounidense desmiente este remedio, apuntando directamente hacia el azúcar, sobre todo a la fructosa. El trabajo ha sido publicado en la revista Open Heart.
Vía Muy Interesante
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