Johan Eliasch, magnate sueco, estaba “harto de ver a los políticos hablar y no hacer nada”. Entonces se fue a Brasil y adquirió una parcela de selva amázonica de 200 mil hectáreas, con la intención de protegerla. Al igual que Eliasch, otros magnates decepcionados por las políticas medioambientales públicas han decidido intervenir privadamente en defensa del planeta comprando tierra. Su ejemplo está despertando un vivo debate, con aplausos y duras críticas procedentes sobre todo de las comunidades locales afectadas.
Vía Noticias de Ecoportal
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