Investigadores del Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera de Sevilla y Córdoba han comprobado que la disminución de agua no afecta de forma negativa al fruto y potencia aspectos como el nivel de azúcares, la firmeza o el contenido de compuestos saludables. El menor aporte hídrico también favorece un cultivo más sostenible al disminuir las necesidades de agua y la cantidad de fertilizantes que se vierten al suelo y llegan a los acuíferos.
Fuente: Noticias
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