lunes, 18 de julio de 2016

Lo bueno, lo malo y lo feo de la transición energética alemana

Immerath, a unos 90 kilómetros de la ciudad alemana de Colonia, se volvió un pueblo fantasma. La campana de la iglesia local ya no tañe ni se ven niños en bicicleta por sus calles. Sus antiguos residentes se llevaron, incluso, a sus muertos del cementerio. Debido a la expansión de Garzweiler, una mina de lignito a cielo abierto, los sobrevivientes han sido reubicados en Nuevo Immerath, a unos cuantos kilómetros de la localización del pueblo original, en Renania del Norte-Westfalia, del que Colonia es su capital.



Vía Noticias de Ecoportal

No hay comentarios:

Publicar un comentario