La selección natural favorece una vejez frágil y enfermiza si es debida a mutaciones que son beneficiosas durante la niñez. A partir de entre 40 y 50 años la selección natural es ciega porque ya hemos transmitido los genes, beneficiosos o no, a nuestra descendencia. Conocer los genes y las mutaciones implicadas en el envejecimiento puede contribuir a desarrollar nuevas estrategias para el tratamiento de enfermedades relacionadas con la edad.
Fuente: Noticias
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