Un escarabajo nocturno, al que le faltaba un trozo de antena, quedó atrapado durante el Eoceno en una resina y expulsó un fluido digestivo por el estrés. Investigadores de la Universidad Complutense de Madrid y la Universidad de Alcalá lo han analizado y han descubierto que se trata de una nueva especie fósil: Limodromus emetikos.
Fuente: Noticias
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